Internacional -

Análisis

Malos tiempos para las FARC

La guerrilla más antigua de Latinoamérica se encuentra en el momento más delicado de sus 46 años de existencia.

Jesús Torquemada

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Hace unos quince o veinte años, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tenían mucha fuerza, hasta el punto de ser una amenaza seria para el Gobierno. Controlaban amplias zonas del país y contaban con un cierto respaldo social. Sin embargo, poco a poco fueron degenerando.

Mataron a muchos civiles en sus atentados con bomba o en sus ataques a pueblos cuyos vecinos se negaban a colaborar con ellos. Secuestraron a mucha gente y la tuvieron retenida en la selva durante años en condiciones inhumanas. Convirtieron el narcotráfico en su principal fuente de financiación. Toda esa violencia insensata les fue retirando la popularidad de la que habían gozado hasta entonces en algunos sectores.

Cuando hace doce años el presidente Andrés Pastrana accedió a negociar con las FARC, éstas le plantearon condiciones difíciles de cumplir, como que les permitiera mantener el control sobre una superficie más grande que toda Euskal Herria.

El siguiente presidente, Alvaro Uribe, llegó a la conclusión de que la negociación no servía y decidió acabar militarmente con la guerrilla. El presidente actual, Juan Manuel Santos, fue el ministro de Defensa de Uribe que ejecutó esa política, así que no es extraño que siga en la misma línea.

Tras haber matado al ''Mono Jojoy'', el objetivo de las Fuerzas Armadas es ahora el 0número uno'' de las FARC, conocido como ''Alfonso Cano''.

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