Internacional -
Análisis
El final del sueño obamista
Quienes apoyaron a Obama hace dos años esperaban una profunda transformación de la sociedad estadounidense. Han bastado dos años para darse cuenta de que era imposible.
Jesús Torquemada
No ha habido sorpresas. El Partido Demócrata, el del presidente Barack Obama, pierde la mayoría en la Cámara de Representantes, pero la mantiene en el Senado.
El Partido Republicano gira a la derecha tras el éxito de varios de los candidatos del denominado Tea Party, que es la corriente más ultraderechista dentro del Partido Republicano.
Esto significa que Obama va a tener aún más dificultades para sacar adelante sus propuestas de leyes. Si cuando ha tenido mayoría en las dos Cámaras lo ha pasado muy mal en temas como la ley de reforma de la sanidad, sin mayoría en una de ellas va a ser casi imposible que lleve adelante su programa.
Ya nos podemos ir olvidando, por ejemplo, del cierre de Guantánamo. El dinero para construir en Estados Unidos la cárcel a la que irían a parar los presos que quedan en Guantánamo lo tienen que aprobar los senadores y los representantes, y con el Congreso que ha salido de las urnas eso va a ser muy difícil.
Pero, sobre todo, estas elecciones han demostrado que la revolución que parecía iniciarse con la victoria de Obama hace dos años se ha quedado en nada. Muchas circunscripciones electorales en las que ganaron los demócratas hace dos años han vuelto rápidamente a manos de los republicanos.
En el Senado no va a haber ningún senador negro; el que había se retira, y los tres que se presentaban como candidatos han sido derrotados.
Los que votaron a Obama y los que simpatizaban con él fuera de Estados Unidos esperaban una profunda transformación de la sociedad estadounidense. Han bastado dos años para darse cuenta de que era imposible.