Internacional -
Análisis
El G-20, reunión de hipócritas
La reunión de Seúl lleva como título "Crecimiento compartido más allá de la crisis", aunque las políticas de los miembros del G-20 van más encaminadas al 'sálvese quien pueda'.
Jesús Torquemada
Al G-20 le sobra un cero. Debería llamarse G-2, porque en realidad es un mano a mano entre Estados Unidos y China con los demás como espectadores. Así va a quedar una vez más de manifiesto en la cumbre de esa organización que se celebra hoy en Seúl.
Washington y Pekín están metidos en una carrera para mantener sus monedas bajas de forma artificial. Es decir, tanto el dólar como el yuan deberían valer más, están infravalorados. ¿Por qué? Porque el modelo económico chino depende de las exportaciones, y Estados Unidos también quiere impulsar las exportaciones para reavivar su economía.
Tras las elecciones parlamentarias de hace una semana, Obama ha comprendido que, si quiere seguir en la Casa Blanca dentro de dos años, tiene que crear empleos y reducir la tasa de paro, que se obstina en rondar el 10%.
Una táctica para que un país impulse las exportaciones es tener una divisa devaluada, porque de esa manera los productos de ese país les salen más baratos a los compradores extranjeros. Así que Washington le está acusando a Pekín de devaluar el yuan adrede, y los chinos responden que los estadounidenses también están devaluando el dólar con la política monetaria que sigue la Reserva Federal.
Y el problema es que eso obliga a los demás a hacer lo mismo, porque si no, sus divisas se quedan artificialmente altas y sus productos pierden competitividad. Pero entonces, si todos empiezan con devaluaciones competitivas, eso es el sálvese quien pueda. Justo lo contrario del hipócrita lema de la reunión del G-20 en Seúl: "Crecimiento compartido más allá de la crisis".