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Análisis

Sarkozy cierra filas

El presidente francés ha tenido que formar un Gobierno concentrado en torno a su partido, la UMP, para intentar conservar el Elíseo dentro de año y medio.

Jesús Torquemada

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Cuando Nicolas Sarkozy consiguió la Presidencia de Francia hace tres años y medio, para el puesto de primer ministro nombró a François Fillon.

Escogió a alguien que fuera fiel y que trabajase en silencio. Es decir, más o menos lo que hacen todos los presidentes franceses, que consideran a sus primeros ministros unos simples colaboradores suyos que hacen lo que les dice el presidente.

Fillon ha hecho muy bien su trabajo. Efectivamente, no le ha hecho sombra al presidente, no ha dado la impresión de que tiene prisa por ser califa en lugar del califa; pero, al mismo tiempo, ha conseguido que el hundimiento de la popularidad del presidente no le haya afectado: Fillon es 12 puntos más popular que Sarkozy en las encuestas. Así que Sarkozy no ha tenido más remedio que confirmar a Fillon en su puesto y además darle más poder.

Por otra parte, Sarkozy ha echado del Gobierno a la mayoría de los centristas y a algunas figuras procedentes de la izquierda, como el ya ex ministro de Exteriores Bernard Kouchner o la feminista Fadela Amara.

Es un Gabinete más derechista, concentrado en torno a la UMP, el partido presidencial. Un cierre de filas para intentar conservar el Elíseo dentro de año y medio, el último cartucho de un presidente que quiso estar en todas partes y que no ha tenido más remedio que replegarse a los cuarteles de invierno.

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