Internacional -
Análisis
Ahora la OTAN es amiga de Rusia
La Alianza Atlántica va a decidir que hay que colaborar más con Moscú para abordar los problemas comunes, como el terrorismo internacional y la defensa ante nuevas potencias nucleares.
Jesús Torquemada
Ahora resulta que somos amigos de Rusia. Después de tantas décadas en las que la Unión Soviética, y luego Rusia, eran el enemigo, ahora la OTAN va a decidir en la Cumbre de Lisboa que hay que colaborar más con Rusia. La época de la “guerra fría” queda definitivamente atrás.
La OTAN fue creada cuatro años después de la Segunda Guerra Mundial para defender a Europa Occidental de un posible ataque por parte de la Unión Soviética; y también, aunque eso no se decía oficialmente, claro, para mantener la influencia de Estados Unidos en los asuntos europeos.
Ahora ya no parece que el mayor peligro para Europa sea un ataque de Rusia, aunque hay algunos miembros de la OTAN que siguen sin fiarse de Moscú; son, curiosamente, los que hasta hace 20 años eran aliados de Moscú dentro del Pacto de Varsovia.
El mundo actual plantea otros desafíos y la OTAN se ha dado cuenta de que no puede abordarlos sola. Por ejemplo, la creación de un escudo antimisiles que pueda parar un ataque de alguna de las nuevas potencias nucleares o la colaboración contra el terrorismo internacional.
Para eso, por ejemplo, la OTAN quiere contar con Rusia y le ofrece mejorar el acuerdo de asociación. Hay, no obstante, algunos obstáculos. El principal es que Washington aún tiene que ratificar el tratado START para la reducción de los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia.
Lo firmaron solemnemente Obama y Medvedev, pero el Senado estadounidense lo tiene que ratificar por mayoría de dos tercios. Y esa mayoría va a ser muy difícil de lograr porque los republicanos, que se oponen a ese tratado, consiguieron aumentar su número de escaños en el Senado en las elecciones de hace dos semanas.