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Análisis

Italia, en un callejón sin salida

Berlusconi se ha salvado por los pelos en la moción de censura, pero cualquier día puede perder una votación, e Italia puede verse sometida a más tensiones en los mercados internacionales de deuda.

Jesús Torquemada

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La situación política en Italia es ya absolutamente irrespirable, y a eso se une la preocupación por la economía, con numerosas luces rojas encendidas.

No es de extrañar que se multipliquen las manifestaciones de descontento como las que agitaron ayer Roma y otras ciudades italianas. Después del bochornoso espectáculo de ayer en el Parlamento italiano, ha quedado claro que Berlusconi ya no tiene la mayoría necesaria para gobernar eficazmente.

Los 314 votos que han apoyado a Berlusconi se quedan cortos en una cámara de 630 escaños. Esta vez se ha salvado porque ha habido dos abstenciones y porque tres diputados no han acudido; pero cualquier día puede perder cualquier votación.

Esto significa que Italia puede verse sometida a más tensiones en los mercados internacionales de deuda, pues su credibilidad está bajo mínimos.

En estas circunstancias, lo más lógico sería anticipar las elecciones. Pero Berlusconi se aferra al cargo porque sabe que, en cuanto lo deje, perderá la inmunidad que tiene ahora. Y entonces, podrá ser juzgado por los numerosos procesos que tiene pendientes. Y la oposición no tiene claro que le convenga el adelanto electoral.

El partido de Gianfranco Fini, hasta hace cuatro meses aliado de Berlusconi, aún no ha tenido tiempo de asentarse. Y la izquierda, representada por el Partido Democrático, sigue sin encontrar un líder con gancho.

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