Internacional -
Análisis
Los militares mantienen el control en Egipto
Pese a que el Ejército ha sido fiel al depuesto presidente hasta el final, lo cierto es que ha sido decisivo para que la revuelta triunfe, al negarse a disparar a los manifestantes.
Jesús Torquemada
Los militares egipcios están consiguiendo dar una imagen de tranquilidad tras la revolución. Están asegurando que habrá cambios importantes, pero manteniendo todo controlado.
Van a reformar la Constitución para que las próximas elecciones sean realmente libres; han disuelto el Parlamento salido de las elecciones de diciembre, que no fueron democráticas; y, lo más importante, han puesto fecha para su salida del poder: seis meses. En ese plazo tendrán que estar hechas las reformas y convocadas las nuevas elecciones.
Algunos de los que han protagonizado esta revolución en las calles desconfían, y no les falta razón. El único que ha desaparecido del escenario es Mubarak, pero siguen ahí todos los mubarakistas.
Los mandos militares le han sido fieles al expresidente hasta el final. El mariscal Tantawi, el nuevo hombre fuerte del país, nunca le llevó la contraria al depuesto presidente.
Los jefes policiales no han sido destituidos. Los ministros siguen en sus puestos, aunque de manera provisional y supervisados por los militares.
El estado de excepción, que ha regido durante toda la era Mubarak, aún no ha sido eliminado.
Sin embargo, lo cierto es que los militares han sido decisivos en el triunfo de la revolución, al negarse a disparar contra los manifestantes cuando Mubarak se empeñó en mantenerse en el poder. Y, por otra parte, Israel y Estados Unidos los consideran el mal menor y respiran aliviados después de que una de las primeras cosas que han hecho los militares es asegurar que mantendrán el tratado de paz que Egipto firmó con Israel en 1978.