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Análisis

En Alemania sí dimiten

Quizá es que en Alemania los estándares de limpieza política son más altos que en algunos países del Sur de Europa.

Jesús Torquemada

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Era la gran esperanza de la democracia cristiana alemana. Llevaba una fulgurante carrera política. A los 39 años ya había sido ministro de Economía y de Defensa. Era uno de los políticos que más aparecía en los medios de comunicación. Cultivaba un tono populista y sabía venderse. Las quinielas políticas empezaban a señalarle como sucesor de Angela Merkel en la Cancillería.

Una Angela Merkel en horas bajas, que está perdiendo todas las elecciones regionales que se celebran y que ahora se ve obligada a un complicado reajuste de su Gobierno. Porque Karl-Theodor zu Guttenberg, su ministro de Defensa, ha dimitido como consecuencia de un escándalo.

Quien no sepa nada de este asunto, pensará que ha estado metido en alguna corrupción económica de millones de euros o incluso en algo de prostitución de menores. Esos son los escándalos que suceden en países como España o Italia, donde, por cierto, no dimite nadie.

Guttenberg se ha ido por un asunto aparentemente bastante menos grave. Hace unos años, copió una parte de su tesis doctoral. El castigo lógico sería privarle de su título de doctor, y es lo que ocurrió: él renunció al título un día antes de que se lo retirase la Universidad de Bayreuth. Merkel intentó defenderle diciendo que le había llamado para un cargo político, no para ser asesor académico. Pero, al final, la sombra sobre su honestidad ha obligado a Guttenberg a dimitir, porque en caso contrario este escándalo le habría perseguido durante toda su carrera.

Quizá es que en Alemania los estándares de limpieza política son más altos que en algunos países del Sur de Europa.

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