Internacional -

Análisis

Ataque al corazón turístico de Marruecos

Hay sectores cercanos a la Corona marroquí que creen que el rey está yendo demasiado lejos y no quieren ningún cambio.

Jesús Torquemada

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El objetivo directo del atentado de ayer de Marrakech era matar turistas y causar un gravísimo daño a la industria turística marroquí. Toda o casi toda la gente que va a Marruecos va a Marrakech, y todos los que van a Marrakech pasan siempre por la plaza Jemaa El Fna y se toman algo en sus cafés o en sus puestos callejeros.

El objetivo indirecto es ahogar el proceso de tímidas reformas democráticas anunciado por el rey Mohamed VI y causar problemas al movimiento popular que reclama que esas reformas lleguen más lejos.

Las reformas anunciadas van en el sentido de reducir un poco, solo un poco, los poderes del rey; y, sin embargo, hay sectores cercanos a la Corona que creen que el rey está yendo demasiado lejos y no quieren ningún cambio.

A estos sectores, evidentemente, el atentado de ayer les viene bien. Para este domingo está prevista otra manifestación de las que los grupos juveniles vienen convocando cada mes a través de las redes sociales. Habrá que ver si se les deja manifestarse o se les reprime aduciendo motivos de seguridad nacional.

De todas formas, a los que no les interesan nada las reformas es a los grupos yihadistas, principales sospechosos del atentado de ayer. Ya antes, en 1994, atentaron en Marrakech, matando a dos turistas españoles en el Hotel Atlas Asni, y en Casablanca lo hicieron en 2003, matando a 45 personas, y en 2007.

Ellos quieren implantar un califato islámico y les molesta tanto el rey, que ostenta la figura de jefe religioso de los marroquíes, como la democracia que proponen los jóvenes, que les parece un sacrilegio. Ellos van a lo suyo, que es desestabilizar; y si es matando extranjeros infieles, mejor.

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