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Análisis

La violencia desangra Pakistán

La operación para eliminar a Bin Laden la ejecutó EU. UU. sin avisar al Gobierno paquistaní. Los soldados estadounidenses tenían incluso órdenes de enfrentarse a los paquistaníes si era necesario.

Jesús Torquemada

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El Gobierno de Pakistán está metido en un buen lío. Estados Unidos cree que, de una forma o de otra, estaba dando refugio a Osama Bin Laden, o al menos no le estaba persiguiendo.

Por eso, la operación para eliminar a Bin Laden la ejecutó Estados Unidos sin avisar al Gobierno paquistaní. Los soldados estadounidenses tenían incluso órdenes de enfrentarse a los paquistaníes si era necesario.

En cambio, los talibanes paquistaníes creen que el Gobierno ha ayudado a los americanos a acabar con Bin Laden, y por eso han jurado venganza. El atentado suicida de esta noche ya ha sido reivindicado por un grupo talibán.

Sin embargo, es pronto para asegurar que la ejecución de Bin Laden va a acarrear un recrudecimiento de la violencia en Pakistán, porque en realidad en ese país la violencia ya está muy presente. Más de 4.000 personas han muerto en atentados en los últimos tres años. Es una guerra de todos contra todos.

El Gobierno contra los talibanes, los talibanes contra otros grupos rivales, los suníes contra los chiíes, los baluchis contra los pastunes. Los atentados más salvajes suelen ser contra academias militares, como el último, y contra mezquitas.

Un día alguien pone una bomba en una mezquita chií, al día siguiente alguien responde con una bomba contra una mezquita suní. Y esta violencia se extiende por todo el país, desde la capital económica, Karachi, hasta la capital administrativa, Islamabad, aunque la región fronteriza con Afganistán es especialmente peligrosa.

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