Internacional -
Análisis
Murdoch y una reflexión sobre el periodismo
Uno de sus periódicos, el News of the World, espió los teléfonos de víctimas de las bombas de Londres, de soldados caídos en Afganistán, de chicas secuestradas. Todo en busca de una exclusiva.
Jesús Torquemada
Rupert Murdoch es el principal abanderado del periodismo basura. Sus radios, televisiones y periódicos defienden posiciones muy conservadoras en lo político, económico y social; pero, además, practican el periodismo del escándalo, del cotilleo, de las exclusivas obtenidas al precio que sea.
Los titulares de sus periódicos, como el The Sun, incitan al odio racial, al chauvinismo, al sexismo, al enfrentamiento entre países y todo eso con un tufo populista que a veces huele incluso a fascismo. El último escándalo ya ha sido demasiado: el News of the World, el periódico sensacionalista del domingo, espió los teléfonos de víctimas de las bombas de Londres, de soldados caídos en Afganistán, de chicas secuestradas. Todo en busca de una exclusiva, un scoop, como dicen ellos.
Murdoch ha intentado impedir una gangrena que afectaría a todo su imperio mediático y ha optado por amputar el News of the World, que aparecerá por última vez este domingo. Sobre todo, lo que quiere es salvar el negocio televisivo, que es el más importante para él, y que el Gobierno británico no ponga trabas a su empeño de adquirir el 100% de la cadena Sky, de la que ya tiene el 39%.
De todas formas, lo sucedido con Murdoch obliga a una reflexión sobre el periodismo en general. La noticia se ha convertido en espectáculo, ya solo interesan las imágenes y nadie se molesta en leer, a cualquier cosa se le pone el título de exclusiva y todo es "del siglo": el partido del siglo, la nevada del siglo, el atasco del siglo, cuando son sucesos que ocurren cada año. Información hay mucha; lo que es discutible es que sea información de calidad.