Internacional -
Análisis
China queda fuera del tablero libio
Pekín ha apoyado en todo momento a Gadafi y ha puesto trabas a las resoluciones de la ONU encaminadas a derribarle, y eso no lo van a olvidar los rebeldes.
Jesús Torquemada
Los gobiernos que han apoyado a los rebeldes libios se preparan ahora para sacar beneficios de su victoria.
El presidente del Consejo Nacional de Transición libio, Mustafa Abdel Jalil, ha hablado claro y sin cortarse: “A la hora de dar contratos para la reconstrucción, favoreceremos a las empresas de los países que nos han ayudado”. Por eso está China enfadada, porque puede perder la posición privilegiada que tenía en la Libia de Gadafi.
Pekín insiste en que debe ser la ONU la que vigile al nuevo Gobierno libio, pero París ya le ha tomado la delantera con la convocatoria de una cumbre internacional el 1 de septiembre a la que acudirán los países que han estado desde el principio del lado de los rebeldes.
En la Libia de Gadafi, China era, después de Italia, el país que más intereses económicos tenía en Libia. El 11% de las exportaciones de petróleo libias se dirigían a China y en Libia había 200.000 trabajadores chinos, que fueron evacuados en los primeros días de la guerra.
Pekín ha apoyado en todo momento a Gadafi y ha puesto trabas a las resoluciones de la ONU encaminadas a derribarle, y eso no lo van a olvidar los rebeldes. Lo sorprendente es que no va a haber muchos cambios en la clasificación de países que comercian más con Libia.
Antes de la guerra, Italia, Francia, China, Alemania, España, Gran Bretaña y Estados Unidos eran los países que más petróleo compraban a Gadafi. Y son los mismos, quizá con la excepción de China, que comprarán petróleo a los rebeldes. Cuando estos consigan restablecer la producción, claro.