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Análisis

Francia, un país muy nuclearizado

Es cierto que Marcoule no es una central nuclear, no hay un reactor que al estallar pueda liberar material radiactivo, como en Chernobil o Fukushima. Pero el material que se maneja es muy peligroso.

Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB
Jesús Torquemada, analista internacional.
Jesús Torquemada, analista internacional. Foto: EITB

Jesús Torquemada

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Los gobernantes franceses aseguran que no ha habido ningún escape radiactivo como consecuencia del accidente ocurrido ayer en la fábrica de Marcoule. Habrá que creerles.

Es cierto que Marcoule no es una central nuclear, no hay un reactor que al estallar pueda liberar material radiactivo, como sucedió en Chernobil o Fukushima. Pero también es cierto que el material que se maneja en Marcoule es muy peligroso, pues estamos hablando de plutonio. Y además es un material de doble uso: civil y militar.

El plutonio que se maneja en Marcoule sirve para centrales nucleares que producen electricidad, pero también para las bombas atómicas francesas. De hecho, cuando se puso en marcha esa instalación a mediados de los años 50 del siglo pasado, fue para conseguir plutonio para las primeras bombas atómicas francesas. Francia efectuó su primera explosión nuclear en 1960 en el desierto de Argelia, que entonces era colonia de Francia.

En cualquier otro país, un accidente como el de ayer provocaría un fuerte debate; en Francia también lo ha provocado, pero de menor intensidad. Francia es un país muy nuclearizado, pero, en general, la gente lo acepta. El 80% de la electricidad que consumen los franceses procede de centrales nucleares, y nadie quiere apagar la luz.

Y respecto a la "force de frappe", el arsenal nuclear galo, también hay bastante consenso en que es necesario para defender la soberanía nacional.

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