Internacional -
Análisis
La conciencia de la sociedad
Los 'okupas' de Wall Street formulan perfectamente el problema de la crisis e incluso proponen algunas soluciones, pero nadie les hace caso.
Jesús Torquemada
Al movimiento Ocupa Wall Street le pasa lo mismo que le sucedió al movimiento antiglobalización que hace una década estaba en su momento más alto y que luego se fue desinflando poco a poco. No hay un objetivo claro, ni siquiera en la forma de llevar adelante la lucha.
Se junta gente muy diversa, se intentan hacer las cosas de forma muy democrática, con asambleas permanentes, pero es difícil que eso produzca resultados concretos. Lo hemos visto en el caso de los “indignados” españoles y de otros países europeos.
En Estados Unidos, es incluso más complicado para estos okupas de Wall Street hacer llegar su mensaje. Los medios de comunicación no les prestan demasiada atención y además es un país muy grande: una manifestación en Nueva York no es noticia en Chicago.
Lo que denuncia este movimiento es que a esta situación de crisis se ha llegado, en gran medida, por la avaricia de Wall Street, es decir, de los tiburones financieros que buscaron enriquecerse rápidamente a costa de hundir el sistema. Todo este desastre ha sido posible precisamente por lo que denunciaba el movimiento antiglobalización: por la excesiva liberalización y la ausencia de control de los movimientos de capitales.
En ese sentido, tanto los altermundialistas como los de Occupy Wall Street funcionan como una especie de conciencia de la sociedad. Formulan perfectamente el problema, proponen incluso algunas soluciones prácticas, pero los gobiernos no les hacen caso, y así pasa lo que pasa.
* Por el analista internacional Jesús Torquemada