Internacional -
Análisis
La crisis de Somalia amenaza a los países vecinos
Si no han sido los piratas, los siguientes sospechosos del secuestro de las cooperantes españolas son los militantes de Al Shabab, un grupo fundamentalista islámico ligado a Al Qaeda.
Jesús Torquemada
El secuestro en Kenia de dos cooperantes españolas puede ser obra de un grupo político o de una banda de delincuentes comunes, pero lo que es casi seguro es que son somalíes o tienen que ver con Somalia. Los piratas somalíes, no contentos con atacar a barcos en el mar, han empezado a secuestrar gente también en tierra y, además, fuera de sus fronteras. En el último mes, han secuestrado a dos turistas europeas y matado al marido de una de ellas en Lamu, una isla de Kenia cercana a Somalia. Y han cometido abordajes frecuentes en aguas de Kenia, Seychelles y Yemen, con lo cual no respetan la soberanía de los países vecinos y son una amenaza internacional.
Si no han sido los piratas, los siguientes sospechosos son los militantes de Al Shabab, un grupo fundamentalista islámico, ligado a Al Qaeda, que quiere derribar al Gobierno somalí. Al Shabab intenta imponer un sistema islamista estricto. En las zonas que controla, ha prohibido a las mujeres que lleven sujetador, por considerar que no es una prenda islámica, y a los hombres ver partidos de fútbol en televisión, por entender que eso es una perniciosa influencia occidental. Ha cometido atentados terribles, como el camión bomba que mató a 65 personas en Mogadiscio hace diez días, pero además no permite la actuación del Programa Mundial de Alimentos de la ONU ni de los cooperantes extranjeros que intentan ayudar en la distribución de comida, con lo cual está empeorando la hambruna que se vive en la zona.
Hace tiempo que Al Shabab ha amenazado a los cooperantes, a los que considera una especie de espías occidentales cuyo objetivo es extender el cristianismo; por eso, aunque ahora digan que no han sido ellos, son sospechosos del secuestro de las dos españolas.