Hablaremos de Irán

Si el año pasado hablamos mucho de Libia, este año nos va a tocar hablar mucho de Irán. Estados Unidos, en su afán por ayudar a Israel, está empeñado en impedir que Irán siga adelante con sus planes de fabricar armas nucleares. Y, por su parte, Irán sigue empeñado en fabricarlas.

A pesar de que en la cúpula del régimen hay divisiones entre los partidarios del presidente Ahmadineyad y los del Guía de la Revolución, el ayatola Jamenei, en este tema están todos de acuerdo.

Estados Unidos busca la asfixia económica de Irán. No solo ha adoptado sanciones económicas contra Irán, sino que, además, amenaza con sanciones a los que hagan negocios con los iraníes, concretamente con el banco central iraní. Para demostrar que no se va a dejar intimidar, Irán ha organizado unas importantes maniobras navales en el Golfo Pérsico. Está probando misiles nuevos y está ensayando cómo cerrar el Estrecho de Ormuz.

Por ese estrecho pasa el petróleo de todos los países árabes de la zona; si se cerrase, eso causaría un gran daño a esos países, pero también a todo el mercado petrolero mundial. Y los iraníes han anunciado también que siguen dando pasos para producir combustible nuclear. Como respuesta, Estados Unidos ha acercado un portaviones a esa zona para reforzar a la flota que ya tiene en Bahrein.

El problema de estos jueguecitos es que a veces se transforman en cosas más serias.