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Reportaje

Qatar: gas, extranjeros y lujo en el desierto

Desde que los qataríes encontraron gas, el país no para de crecer y los extranjeros no cesan de llegar. Jon se encuentra entre ellos. Él nos acerca un poco la realidad de la vida junto al desierto.

Bea Sever

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El Estado de Qatar es un emirato ubicado en una pequeña península del Golfo Pérsico. Estaba habitada por beduinos nómadas y por pescadores hasta que, a partir de los años 40, se hallaron reservas de petróleo y de gas.

Los qataríes supieron aprovecharlo y cambiaron las jaimas por residencias de lujo y los caballos y camellos por coches imponentes. Hoy, con el PIB per cápita más alto del mundo, el 90% de los qataríes vive en la capital, donde dirigen empresas y llevan un alto nivel de vida al margen de los miles de extranjeros llegados a trabajar al país. De hecho, el 80% de la población actual de Qatar la componen extranjeros que llegan en busca de desarrollo profesional y nuevas experiencias.

Es el caso de Jon, que lleva más de un año en Doha, la capital qatarí, donde reside con su mujer y sus hijos. Como todos los occidentales que trabajan en la industria energética, viven cómodamente y están contentos allí, aunque sólo planean quedarse unos años. "Lo peor es que no hay vida a pie de calle, no hay bares y se echa en falta no poder tomarte un pintxo y un vino. Tampoco hay pueblos que visitar. Yo echo mucho en falta el verde y el monte, porque al final, esto es un desierto".

Días de playa y dunas

En el lado positivo, una oportunidad profesional y la posibilidad de conocer gente de diversas culturas. "Lo mejor ha sido el cambio de vida, en lo profesional y económico, y el conocer gente nueva de muchos países. Además, las relaciones son más intensas, porque aquí nadie tiene a sus íntimos y enseguida se abren a las nuevas amistades".

Con esos amigos, todos occidentales, van a pasar el día a la playa o a las espectaculares dunas de Khor al Adaid, donde los qataríes tienen sus tiendas a modo de segunda residencia. "Muchos tienen coches 4x4 y van al desierto a correr por las dunas. Eso en invierno, porque de mayo a septiembre hay más de 40 grados y no se puede estar en la calle". Entonces, visitan los centros comerciales. "Son increíbles, auténticos pueblos creados bajo techo…y están todas las tiendas de las cadenas internacionales".

También en los supermercados hay de todo, excepto carne de cerdo y alcohol. "Te dan un permiso para que puedas comprar alcohol en un supermercado del Gobierno. Tienes asignada una cuota según tu sueldo y, eso sí, lo tienes que beber en casa".

Un país abierto y sin robos

En peores condiciones vive el resto de la población extranjera, compuesta por mano de obra proveniente de países como Paquistán, India, Nepal o Filipinas. "Les llevan en autobuses de los barracones donde viven a la obra y trabajan a pleno sol, pero están contentos porque están en mejores condiciones que en sus países de origen".

Jon asegura que Qatar es un país muy seguro. "No te roban aunque dejes cosas en el coche y no se ven pobres por la calle. La gente que está aquí, está ganando dinero y no quieren que les echen del país". Por eso todos los extranjeros, occidentales o no, respetan las normas, como no besarse por la calle o no beber alcohol fuera de casa o de los pocos bares que hay en los hoteles. "Es un buen lugar para vivir con la familia, pero para los solteros es duro". Al margen de eso, es un país abierto. "Mientras no les ofendas, te dejan hacer tu vida". Hay libertad de culto y las mujeres pueden vestir ropas occidentales.

Precisamente la indumentaria es una de las cosas que más llaman la atención a quienes llegan por primera vez a Qatar. "Los hombres van de blanco, inmaculados, con la túnica almidonada, gemelos de plata y brillantes, pluma y reloj. Las mujeres se cubren con una túnica negra, abaya, y por debajo llevan ropa normal, incluso de marcas de lujo, pero sólo la lucen en casa. Casi la mitad se cubre la cara con el velo".

Otro aspecto chocante es que se trabaja seis días a la semana y se descansa el viernes, día de culto de los musulmanes. "Por las mañanas te despiertan las llamadas a la oración y mires donde mires, ves mezquitas".

Y sigue creciendo…

Aunque no se mezclan demasiado con los extranjeros, los qataríes tienen un trato cordial con los occidentales. "Cualquier negocio se hace con un socio mayoritario del país y es éste el que te autoriza a residir aquí. A su vez, les estamos ayudando a desarrollar su país". La generación que ostenta actualmente los puestos directivos en las empresas de Qatar ha estudiado en su mayoría en Europa o Estados Unidos. "Hacen las cosas con más cabeza, son distintos de sus padres, que cubrían toda la casa de oro. Aún así, son muy campechanos".

Qatar, tercera reserva de gas del mundo y primer exportador de gas licuado, sigue creciendo a un nivel tan rápido que no da tiempo a crear los servicios necesarios para toda la gente que llega al país. Hay colegios indios, americanos, ingleses... En los próximos 7 años se invertirán 120 billones de dólares y su próximo objetivo es ser sede olímpica, para lo que están construyendo instalaciones deportivas punteras. Eso sí, apenas las usan.

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