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ALOJAMIENTO GRATUITO

Pagar por el alojamiento en tus viajes: ¿un hábito pasado de moda?

El mundo está inmerso en un cambio constante, e, inexorablemente, eso nos hace variar también costumbres. ¿Es posible alojarse sin gastar un céntimo? Sí, y cada vez hay más posibilidades para ello.

Cada vez hay más posibilidades de alojarse a la hora de viajar.
Cada vez hay más posibilidades de alojarse a la hora de viajar.

Natxo Velez | eitb.com

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Hoy en día, disponemos de innumerables ofertas para viajar: no parece una mala idea ir a la opera de París y pasar la noche en un hotel de cinco estrellas; o llegar a Manhattan en helicóptero, cenar en un exclusivo restaurante de Columbus Circle y, tras hacer la digestión, pernoctar en la Quinta Avenida, en un elegante loft alquilado. Quizás, a alguien le apetezca más pasar la noche en el hotel Ritz de Londres tras tomar el pertinente té de las cinco en algún elegante café.

Pero esos planes no tienen por qué ser del agrado de todo el mundo, y a nadie escapa, además, que no están al alcance de cualquier mortal; además, los ilusos aspirantes a viajeros que se atrevan a planificar la ruta se toparán con la sempiterna enemiga irreconciliable del ávido seguidor de Willy Fog: la falta de dinero. De todas maneras, actualmente, existen, para fortuna de las economías más modestas, métodos alternativos para viajar a un menor precio, como las aerolíneas de bajo coste, aunque estas aventuras suelan acabar desencadenando cruentas batallas entre los pasajeros y los poco generosos espacios entre los asientos. Por si fuera poco, cada vez hay más posibilidades de alojarse allá donde se quiera ir con presupuestos más pequeños o, incluso, gratis. A continuación, repasamos los métodos más extendidos para encontrar alojamiento sin rascarse el bolsillo.

La forma más fácil de dormir gratis fuera de casa es aprovechar los trayectos, es decir, entregarse a los brazos de Morfeo en el propio medio de transporte (trenes, autobuses...) o echar una cabezadita en aeropuertos, estaciones o similares. Aunque quizás el viajero, razonablemente, no considere estas como opciones preferentes, y prefiera recurrir, Internet mediante, a opciones más recomendables como las siguientes.

Alojamiento por trabajo

Por muy pocos recursos que tengamos para encarar una estancia fuera de nuestros hogares, siempre nos quedará la fuerza de trabajo como moneda de cambio, mal que nos pese; por ejemplo, es una costumbre muy arraigada en el caso de albergues juveniles o hostels realizar tareas para costearse las estancias: el huésped realiza trabajos de limpieza y mantenimiento en el albergue, a cambio de que el dueño de este le ofrezca comida y cama.

Aitziber, una joven de Barakaldo, utilizó esta fórmula en una estancia de varios meses en Byron Bay (Australia), y le resulto altamente satisfactoria: "Me pareció una gran opción. Por las mañanas trabajaba durante unas horas en el albergue, y ya tenía mis necesidades básicas cubiertas. Además, poder establecerte en un sitio así, por donde pasa mucha gente, te abre muchas puertas. Es muy recomendable", nos ha dicho.

Otra manera de realizar tareas a cambio de poder hospedarse en algún lugar es recurrir a organizaciones como WWOOF (World Wide Opportunities on Organic Farms). Es una asociación sin ánimo de lucro que pretende servir a voluntarios y granjas o pobladores rurales que trabajan principalmente con métodos ecológicos y sostenibles. WWOOF sirve de coordinador de la oferta de granjas que aceptan ayuda voluntaria y la demanda de voluntarios que desean experimentar y ayudar en un entorno rural.

Redes de hospitalidad

Cada vez es más popular la moda de tejer redes virtuales de personas dispuestas a acoger por unos días a extraños en su casa sin cobrar nada a cambio. La única contraprestación que reciben estos anfitriones es saber que allá donde ellos vayan tendrán la posibilidad de contar con una cama o sofá donde pasar la noche, si antes así lo han concertado con algún usuario de la red residente en su lugar de destino (las más populares son Couchsurfing.org y Hospitality Club). Se trata, por tanto, de un servicio mediante el cual cada usuario de la red pone a disposición de los demás un lugar donde pasar la noche, que, como mínimo, ha de ser un sofá.

Aún así, a los usuarios de esta forma colaborativa de alojarse les gusta recalcar que hacer uso de ella no es solo una manera de ahorrar unos euros, sino que detrás de ella hay una filosofía: existe un pacto tácito, mediante el cual se le "exige" al anfitrión que no se limite a ofrecer un lecho al huésped y muestre un mínimo de hospitalidad: enseñar la ciudad, ofrecer información... Es más, existe un mecanismo para evaluar el comportamiento de todos y cada uno de los usuarios del servicio, a través del cual se puede saber qué opinan las personas que ya han interactuado con él de aquel que ofrece o pide un lugar para descansar. Así, quien va a ponerse en contacto con otro usuario tiene datos a los que atenerse, y no ha de elegir a su interlocutor a ciegas.

Al rebufo de estos fenómenos sociales, han surgido en los últimos años otras modalidades de hospitalidad en línea más especializadas. Warm Showers, por ejemplo, está enfocada a usuarios de la bicicleta. A través de Internet, la gente concierta hospedaje en su ruta, donde otros usuarios ofrecen al ciclista compañía y un lugar para descansar al final de su travesía.

Cuidar casas

Muchas personas son conscientes de las pegas que acarrea dejar vacías sus viviendas (peligro de robos, necesidad de atender a sus mascotas...). Es por ello que muchos prefieren que alguien se quede a cargo de sus hogares, cuando tienen que pasar periodos concretos fuera de ella ya sea por razones laborales, vacaciones... En esas ocasiones, optan por contactar con alguien a través de una de las muchas redes sociales dedicadas a ello, para dejar la casa atendida por una persona o familia que, a cambio, pude contar con alojamiento gratuito.

Intercambiar casas

Por último, existen también redes sociales mediante las cuales intercambiar tu vivienda con la de otro usuario por un tiempo limitado (Intercambio Casas, Home for Home, Love Home Swap). En esos casos, cada usuario agrega su casa a una lista en la que aparecen todos los inmuebles disponibles. Una vez, realizado ese paso, hay que ponerse en contacto con la persona que ofrece una casa en la ciudad de destino elegida, para apalabrar con ella las condiciones del intercambio: cuándo se quiere ir... Eso sí, el dinero nunca es un elemento a tener en cuenta en esa puesta en común de intenciones, pues la única condición es que no haya compensación económica.

Todas estas son las opciones mayoritarias, las más utilizadas hoy en día, pero, seguramente, se abrirán más vías en este camino por alejar el placer de viajar del prohibitivo lujo, y es que, como hemos dicho, el mundo está inmerso en un cambio constante, pero, gracias a iniciativas como las aquí presentadas, tenemos más cerca que nunca la opción de seguir in situ esos cambios, cualquiera que sea el lugar donde ocurran. Al menos, tenemos múltiples soluciones al inconveniente de tener que pagar el alojamiento, y las tenemos al alcance de la mano, a solo unos pocos clics de ratón.

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