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Reportaje

Yuri Morejón: "La mejor comunicación es la que no se nota"

Polítólogo y asesor de comunicación pública Morejón propone pautas para los políticos y sus asesores. Opina que Rubalcaba, Idoia Mendia o Jokin Bildarratz son un ejemplo de buena comunicación.

I. Herce

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La comunicación es ya una parte medular de la política. La buena gestión, mal comunicada, no es percibida como tal por los ciudadanos. Las estrategias comunicativas sin una gestión eficaz que las sustente, terminan por revelar sus carencias y trampas. Yuri Morejón, polítólogo, asesor de comunicación pública y director de Yescom Consulting, propone una serie de pautas para los políticos y sus asesores en el libro "De tú a tú. La buena comunicación de gobierno".

Morejón afirma que la comunicación es ya una parte indisoluble de las estrategias políticas. Los gestores de la cosa pública y sus asesores han interiorizado que si no trasladan bien sus propuestas y mensajes, "acaban fracasando". A los políticos ya no les basta con hacerlo bien.

"Ahora además tienen que saber comunicarlo para que el mensaje y su gestión lleguen con éxito a los ciudadanos", señala.

Defiende una visión integral de la comunicación, que trascienda la mera transmisión unidireccional de mensajes. Más, si cabe, en un mundo en el que Internet cuenta ya con una peso social cada vez mayor. Ante los nuevos usos que están calando, Morejón propone el diálogo con el ciudadano.

"En Internet no vale esa comunicación en la que el político habla y el ciudadano se limita a escuchar pasivamente. Ahora el ciudadano opina, critica, propone…, existe interacción, y los políticos tienen que estar dispuestos a mostrarse accesibles y comunicativos si pretenden conectar y convencer a un tipo de electores (jóvenes, críticos y bien formados) que hoy ya sólo se mueve en Internet y comienza a ser una nueva mayoría decisiva en próximas elecciones", apunta.

Pero la televisión sigue mandando, con permiso de la red. Por ello, se impone la necesidad de afinar: pensar en imágenes, dar valor a la inmediatez, lo visual y lo interesante frente a lo denso, lo enrevesado o la sobredosis de palabras.

"Son muchos actores compitiendo por salir en los medios, por eso el primer paso ante tal avalancha de mensajes políticos es que el ciudadano te preste atención. Todos los estilos son buenos menos el aburrido", indica.

Aunque también advierte del riesgo de poner todos los huevos en la cesta de la comunicación. El peligro es convertirse en "un gobierno sin contenido, con buena comunicación, pero poca gestión. Algo que es insostenible por mucho tiempo".

Desde este punto de vista, defiende decisiones como la reciente aparición del ministro de Fomento, José Blanco, en La Noria, de Telecinco, para explicar las medidas de ajuste de Zapatero. Lo ve como un intento de llegar a audiencias alejadas de los medios de información más serios. "La segmentación y la personalización son claves en la comunicación política de hoy", dice.

Malas prácticas

Un ejemplo clásico de mala comunicación política es eludir la respuesta a una pregunta de los periodistas. En los últimos tiempos, además, se ha extendido la mala costumbre de comparecer ante los medios sin ni siquiera conceder preguntas de los periodistas.

"Grave error", indica Morejón, quien intuye que esas actitudes son percibidas por los ciudadanos.

Halaga la capacidad comunicadora de Pérez Rubalcaba, Trinidad Jiménez y Carme Chacón, en el PSOE, y de Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre y González-Pons, por el PP. En Euskadi, se queda con Idoia Mendia, Jokin Bildarratz o Aintzane Ezenarro.

Y concluye que no se trata de una cuestión innata, sino de aprendizaje. "Tienen que estar tan bien preparados que parezcan naturales", sugiere. Por ello, termina con una máxima: "La mejor comunicación es la que no se nota".

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