Sociedad -

ENTREVISTA

Laure Rodríguez, feminista musulmana:'El feminismo no es algo exclusivo de Occidente'

"A través de la islamofobia nos quieren hacer creer que la liberación de la mujer solo es posible desde el ateísmo", señala la autora de libro 'Falsos mitos de la mujer en el islam'.

Laure Rodríguez Quiroga. Foto: Sandra Torralba
Laure Rodríguez Quiroga.
Laure Rodríguez Quiroga. Foto: Sandra Torralba

GAIZKA PALACIOS | EITB.EUS

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Euskaraz irakurri: Laure Rodriguez, feminista musulmana: 'Feminismoa ez da soilik Mendebaldearena'

En estos tiempos en los que la extrema derecha ha puesto en el punto de mira al feminismo, su mensaje cala peligrosamente en una sociedad que siempre ha sido machista, los bulos se propagan en cuestión de segundos a través de las redes sociales y casi nada se cuestiona, hablamos con Laure Rodríguez Quiroga sobre las mujeres y el islam, con la intención de superar prejuicios y conocer un poco mejor la lucha feminista de las mujeres musulmanas.

Laure Rodríguez Quiroga es comunicadora, fotoperiodista, emprendedora y trabajadora social. Pero también es activista, feminista y musulmana. Algo incompatible para muchos. Se convirtió al islam cuando era adulta y tras un profundo proceso de reflexión. Es coordinadora del Departamento Equality and Women Studies del EMUI EuroMed University y co-directora del Congreso Internacional de Feminismo Islámico. En 2017 publicó 'Falsos mitos de la mujer en el islam', un libro que trata de desmontar estereotipos y rumores que se han creado sobe el islam y las mujeres.

- La huelga feminista del 8 de marzo de 2018 supuso un punto de inflexión en la lucha por los derechos de las mujeres en Euskal Herria. ¿La revolución feminista es ya irreversible?

La revolución feminista está siendo irreversible desde hace siglos. Hay quien incluso se ha aventurado a hablar del triunfo del feminismo, pero esto implicaría que la sujeción, dominación y discriminación de las mujeres ha acabado... Y no es verdad.

Es cierto que ha habido avances, pero también se está produciendo un retroceso. Los feminicidios siguen existiendo, se recortan presupuestos para acabar con el terrorismo machista, la hipersexualización de nuestros cuerpos sigue siendo real. Que las primeras medidas que se tomen ante la llegada de la crisis sea recortar los presupuestos de las políticas de igualdad hace que la lucha feminista sea irreversible e imparable. Ni un paso atrás.

- ¿Cuál es la situación de la lucha feminista en el mundo musulmán? ¿También es un movimiento organizado y en auge?

La lucha feminista es un movimiento global que actúa de forma local. Esto implica que las mujeres musulmanas en los distintos países donde viven (más de 200) marcan sus propias agendas políticas en base a sus realidades. El feminismo no es algo exclusivo de Occidente.

En pleno siglo XXI seguimos teniendo la tarea pendiente de descolonizar nuestras miradas, hacer mayor ejercicio de autocrítica del eurocentrismo de nuestros discursos y considerar que en cualquier espacio donde domina el sistema patriarcal existen mujeres luchando para alcanzar derechos y libertades.

- Y en países como Irán, Afganistán o Arabia Saudí, ¿cómo es un 8 de marzo?

La situación de las mujeres musulmanas suele ser recordada el 8 de marzo como ejemplo de vulneración de derechos de las mujeres. Somos presentadas como víctimas, cuyos agresores -varones musulmanes- se amparan en una "religión patriarcal" -o eso se cree y se difunde-. En pocas ocasiones se muestran los logros que las musulmanas estamos consiguiendo, ni los movimientos que existen. Se señalan ejemplos de países totalitarios y no de esa mayoría de estados laicos en los que viven. Esto debería de darnos qué pensar.

En Afganistán el 8 de marzo es un día festivo, no laborable, algo que todavía no hemos conseguido en nuestra sociedad. Así ocurre en 12 de los 57 países considerados musulmanes donde las mujeres ocupan las calles reivindicando derechos igualitarios. El objetivo de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer varía dependiendo de los países y regiones. En algunos se mantiene la esencia política de la jornada. Especialmente en los contextos donde mayor fragilidad existe de los derechos humanos, las acciones del 8 de marzo suponen un riesgo para la integridad física y las libertades. Ser activista en Pakistán, Bangladesh o Bahréin incomoda, tanto que suelen ser perseguidas. En Arabia Saudí, país al que se vende armas, juzgan a activistas de derechos humanos y a terroristas bajo los mismos Tribunales Penales de excepción.

El caso iraní merecería un monográfico precisamente por su excepcionalidad. La primera celebración del 8 de marzo se desarrolló en 1922. La sociedad de mujeres 'Jamiyat Peyk-e Sa`adat-e Nessvaan' se reunieron a puerta cerrada en la ciudad de Rasht. Años más tarde, el 8 de marzo de 1928 la organización 'Sazeman-e Bidariy-e Zanan' se concentra en domicilios particulares, también en secreto. Hasta el año 1979 no se vuelve a tener constancia de otra celebración. Ese 8 de marzo, las calles de Teherán y las principales ciudades se llenan de protestas de las mujeres que reciben una violenta respuesta por parte de los defensores del velo obligatorio. Durante los años siguientes y hasta el año 2000 la jornada se sigue realizando en privado.

- Usted dice que hay tres tipos de feminismo: feminismo árabe, musulmán e islamista. ¿Por qué hace esa distinción?

El feminismo es una forma de vida. Es una forma de estar en el mundo y de relacionarse. Es poner en práctica la idea de que las mujeres no estamos en subordinación de los hombres. Ser feminista supone ser subversiva al sistema y con voluntad de destruir la estructura hegemónica que nos discrimina. El feminismo se enfrenta a un modelo de feminidad deforme y dañino para nuestra salud física, mental y espiritual.

El feminismo árabe surge a principios del siglo XX, vinculado a los procesos de descolonización y como forma de unificar una identidad común, al margen de la hegemonía euroblanca. Existen árabes musulmanas, pero también judías, cristianas o ateas. El feminismo musulmán surge en la década de los 50-60, también en un proceso de construcción identitaria, que aun considerando al islam el causante de la discriminación de las mujeres no quieren dejar de ser musulmanas. En la década de los 90 se acuña el término feminismo islámico como una forma de validar el islam como garante para alcanzar derechos legítimos y que los hombres con su machismo han usurpado.

- Desde Occidente se considera que la mujer musulmana es doblemente oprimida: por ser mujer y por ser musulmán. ¿Es acertada esa afirmación?

A las mujeres nos atraviesan distintos niveles de opresión. Por ser mujeres y musulmanas, racializadas, lesbianas, trans, discapacitadas, familias monomarentales. Occidente, a pesar de considerarse un espacio democrático, lo cierto es que sigue sin poder garantizar la libertad y la igualdad de la cual hace gala. Nos siguen asesinando, violando, esclavizando, maltratando y discriminando por el hecho de ser mujeres.

Pero las sociedades occidentales necesitan hacer su propia lectura inmanente y tomar conciencia de la escasa conciencia democrática en la que nos hemos socializado. La falta de memoria histórica impide ver que, por ejemplo, seguimos viviendo bajo un monolitismo identitario que no se corresponde con nuestras sociedades plurales. Para las sociedades occidentales debería de ser un imperativo ético y/o moral acogerse al modelo de diversidad, porque somos sociedades diversas.

- También se ve a la mujer musulmana como víctima del islam, pasiva y sometida…

El islam es usado como el paraguas protector para justificar la vulneración de derechos fundamentales de las mujeres, incluso atentar contra sus propias vidas... Es más, las mujeres hemos sido adoctrinadas para convertirnos en las guardianas del patriarcado y aun con nuestras revisiones caemos y reproducimos machismo.

Reducir la categoría 'musulmana' a 'víctima' abre la puerta al paternalismo colonial, tomando la voz por ellas y dirigiendo el modo y modelo de liberación como, si las musulmanas representasen el papel de Sofía, en la obra de Rousseau.

- Si observamos las traducciones de algunas de sus citas, el Corán defiende, por ejemplo, que los hombres pueden castigar a las mujeres y que estas deben gratificar sexualmente a los hombres. ¿Son compatibles el Corán y la lucha feminista?

Desde mi modo de entenderlo el Corán es un mensaje radicalmente antipatriarcal. El maltrato o cualquier tipo de sujeción de las mujeres hacia los hombres es incompatible con los principios islámicos.

Si nos basamos en las traducciones (hechas en su práctica totalidad por hombres no musulmanes) efectivamente el texto no solo permite el maltrato a las mujeres, sino que además lo ordena. Este discurso de difamación, que nace en el año 1595 de la mano de Bernardo Pérez de Chinchón, sigue reproduciéndose hasta nuestros días, negando la capacidad interpretativa de las propias musulmanas que refutan con argumentos sólidos la carga divina que se le da al terrorismo machista.

- Si el Islam no es machista, ¿quién difunde y por qué los falsos mitos sobre el Islam y las mujeres musulmanas?

Los mitos sobre las mujeres los han creado históricamente los hombres. Sean musulmanes o no. La ignorancia favorece la construcción de falsos conceptos. Nadie los cuestiona porque no hay una base teórica para refutarla. La 'reconquista' marca un punto de inflexión al impedir que las propias personas musulmanas accedan a sus textos de referencia, e incluso a utilizar la lengua vehicular del conocimiento. De igual forma, la apropiación epistémica por parte de personas no musulmanas han favorecido interpretaciones que ayudan a crear falsos conceptos islámicos, trasladando ideas más propias de la teología católica que de la vivencia alcoránica.

Si nos acercamos a la historia vemos que en nuestro caso, la construcción del imaginario colectivo en torno al islam tiene más de 500 años de antigüedad. En este tiempo se han producido tres hitos históricos que han favorecido estos discursos. El primero se produce durante la (mal) llamada 'reconquista' y la construcción del mito del 'otro-exterior'. El siguiente momento se produce durante la colonización cristiano-europea en otros continentes, donde el hecho islámico ya se percibe como ajeno a la civilización europea. El último mito se construye durante la Guerra del Golfo y la idea del choque de civilizaciones, donde el islam es visto como un bloque geopolítico y una forma de vida incompatible con Occidente. Estos tres momentos históricos quedan avalados y respaldados por intervenciones político-militares.

- Alguna vez ha afirmado que la islamofobia también se fomenta desde sectores de la izquierda e incluso por parte de algunos movimientos feministas.

La islamofobia es un discurso de odio que no solo se sustenta por la derecha. Es una realidad creciente también en grupos de izquierdas, movimientos feministas y LGBTQ que se apoyan en discursos islamófobos para rechazar el derecho a la libertad de conciencia de otra parte de la población. Como si la única forma de liberación posible fuera desde el ateísmo.

Desde sus discursos, asocias ideas estratégicamente diseñadas por la derecha y por el nacionalismo monolítico (estrechamente ligado a la identidad cristiano-católica). La expulsión de la población musulmana iniciada hace cinco siglos supone el inicio de un discurso de la identidad nacional excluyente. Así todo lo relacionado al islam es asociado al "otro-exterior" y no como parte inclusiva de la sociedad -y de la identidad-, algo que sigue repitiéndose hoy en día al relacionarse implícitamente el islam con la inmigración.

- ¿Qué piensa cuando escucha a un hombre decir aquello de "yo no soy machista y estoy a favor de la igualdad, pero…"?

Creo que es pretencioso no considerarse machista habiendo sido socializado en un contexto machista y no haber hecho un trabajo de revisión para eliminar cualquier noción de superior hegemónica integrada. Existen varones que han aprendido el discurso feminista pero que no han sido capaces de interiorizarlo. Cuesta romper con los privilegios y dejar de seguir disponiendo de nuestros conocimientos y cuerpos con total impunidad.

- Harán falta décadas y nuevas generaciones para acabar definitivamente con la desigualdad y los abusos que sufren las mujeres. El objetivo final está claro, pero a corto plazo, ¿qué cambio le gustaría ver?

A corto plazo me gustaría que hubiese un cambio real en las políticas públicas, las que sustemamos con nuestros impuestos. Que haya mayor voluntad política y menos recortes de partidas presupuestarias destinadas a la prevención y a la protección. Nos urge menos cierre de Ministerios de Igualdad en pleno repunte del terrorismo machista y más educación para erradicar, entre otras, la cultura de la violación. No podemos seguir sosteniendo una educación a protegerse para no ser violadas en vez de enseñar a los potenciales agresores a que no violen. Estamos desamparadas.

También a corto plazo me gustaría ver un nuevo giro en la conciencia feminista. Tomo prestado de mi compañera Lorena Cabnal, feminista comunitaria indígena maya-xinca, la idea de "interpelar al amor entre feministas". Reconocer nuestras sabidurías plurales y la deconstrucción del racismo colonial interiorizado en nuestros discursos feministas. Convertirnos en sujetos políticos, pensantes y actuantes, desde la individualidad pero también desde la colectividad. Desde el amor y el respeto.

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