Sociedad -
Revoca una sentencia
Llamar 'zorra' a la esposa no es un insulto, según el juez Del Olmo
Según el juez, si quien utiliza el término "zorra" lo hace para "describir a un animal que debe actuar con especial precaución", no constituye menosprecio hacia la mujer.
Redacción
Llamar "zorra" a la esposa no constituye menosprecio o insulto, si quien utiliza este término lo hace "para describir a un animal que debe actuar con especial precaución", afirma el juez Juan del Olmo, magistrado de la Audiencia Provincial de Murcia, en una sentencia, que revoca la condena de un año de cárcel a un hombre por un delito de amenazas. La sentencia indica que el Juzgado de lo Penal número Dos de Cartagena condenó al acusado a la pena de un año de prisión por un delito continuado de amenazas en el ámbito familiar al considerar probado que, a través de unas llamadas telefónicas hechas al hijo común, llegó a decir que vería a la denunciante "en el cementerio en una caja de pino". Del Olmo no aprecia en los hechos probados que en el comportamiento del denunciado hubiera una situación de dominación sobre su mujer, por lo que lo condena a la pena de ocho días de localización permanente por una falta de amenazas leves.
La Audiencia comenta que "incluso procede señalar que la expresión 'zorra' utilizada en el escrito del recurso, escuchada la grabación de la vista oral, no se utilizó por el acusado en términos de menosprecio o insulto, sino como descripción de un animal que debe actuar con especial precaución, a fin de detectar riesgos contra el mismo". Este acusado tenía antecedentes cuando fue juzgado por estos hechos, al haber sido condenado en enero de 2009 a 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad y prohibición de acercarse a su esposa por un delito de malos tratos en el ámbito familiar.
El juez Juan del Olmo ha estado involucrado en otras sentencias polémicas que tienen que ver con la violencia de género. El pasado año absolvió a un hombre que propinó un cabezazo a su mujer porque dicha acción no tenía, en su opinión, el objetivo de dominar a la mujer, con lo que decidió que no era violencia de género.