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La autopublicación: un fenómeno en auge

La autopublicación y el autoeditaje cada vez son más recurrentes para los escritores y escritoras que quieren hacerse un hueco en el mundo de la literatura.

Una persona escribiendo a ordenador. Foto: Pixabay
Una persona escribiendo a ordenador. Foto: Pixabay
Una persona escribiendo a ordenador. Foto: Pixabay

EITB Media

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Cuántas veces las editoriales han rechazado libros que luego han resultado ser verdaderos éxitos. Cuántos autores y autoras de best sellers han sido denominados malos escritores y malas escritoras por esas mismas editoriales. Incontables. Es por eso que cada vez más artistas apuestan por la autopublicación y el autoeditaje antes que por las vías tradicionales de producción literaria.

Armando Rodera, el primer escritor autopublicado traducido al inglés en el Estado, acudió a una editorial antes de abrirse camino por sí mismo. “Había hablado con varias agencias y editoriales sobre las dos obras que tenía escritas en esa época [2014] y, aunque veían potencial en ellas, no terminaban por decidirse”. Actualmente, Rodera cuenta con diez libros autopublicados y es uno de los autores españoles más vendidos de la plataforma Amazon.

Sin embargo, el rechazo o la falta de decisi

ón de las editoriales, no son las únicas razo

nes para autopublicar. Nerea Vara, autora de Tentaciones Peligrosas y Placeres Violentos entre otros, publicó dos de sus obras con Nova Casa Editorial. Quería ver sus libros en las librerías. Pero: “Con la editorial que yo estaba, los libros estaban más en Latinoamérica que aquí. Sí, lo podías pedir, pero yo no entraba a una librería y lo veía. Entonces, cancelé el contrato y ahora me autopublico yo”.

Mónica García Saiz, autora de Amor Enredado, decidió romper el contrato con su editorial debido a la mala gestión de esta última. No cumplían con los plazos de publicación, ni con las condiciones que le habían prometido. “Que si el libro salía en diciembre, pero luego no te dicen nada y el libro al final no sale. Luego, sale solo en digital, cuando era un contrato digital y en papel… Tardaron seis meses en sacarlo en papel y solo en Amazon. Al final, decidí cancelar el contrato”.  

Armando Rodera. Foto: Armando Rodera

Armando Rodera. Foto: Armando Rodera

Es el autor quien decide

El acceso a las editoriales es muy limitado. No todas las personas que escriben consiguen despertar su interés. No solo porque cada editorial se guía por su propia línea, sino porque es imposible que una editorial abarque todos los libros que ofrece el mundo de la autopublicación. La editorial Elkar, por ejemplo, exige de un libro un nivel mínimo de calidad, que trate un tema de interés público y que esté escrito en euskera.

Asimismo, las editoriales ofrecen pluses que la autopublicación no: los costes de edición, todo lo relacionado con la promoción y la difusión, etc. “La editorial se encarga de todo el proceso, desde la edición hasta la venta, ella es la que edita y de lo demás se encargan otras infraestructuras, pero siempre bajo el control de la editorial”, explica Joan Mari Larrarte, de Elkar. “Luego, es el autor quien decide si quiere tener esa ayuda o si prefiere hacerlo todo por sí mismo”.

La utopía de lo digital

Aunque la autopublicación ha existido siempre, dicho fenómeno ha aumentado considerablemente con la aparición de las nuevas tecnologías y las facilidades que estas ofrecen. Una de las primeras plataformas de autoedición digital fue la creada por Amazon en 2007. A través de esta plataforma, cualquiera podía subir la edición digital de su obra siempre que tuviera sus derechos.

Fue precisamente Armando Rodera uno de los primeros autores españoles que se aventuró a autopublicar en Amazon. “Me arriesgué a entrar en Amazon cuando nadie lo conocía y me salió bien”, explica orgulloso. “Tuve la suerte de recibir ayuda de mucha gente que mostró su interés por un proyecto digital que sonaba a utópico en esos momentos, algo casi suicida conociendo el sector, pero que a mí me abrió la puerta a miles de lectores”.  

En 2006, un año antes de que Amazon creara su propia plataforma, emergió Wattpad, una plataforma que permitía y permite a los escritores y escritoras compartir sus libros sin ningún tipo de condición, ni coste. En febrero de 2009, dicha plataforma puso a disposición de todos sus usuarios más de 17 000 libros electrónicos. Para junio de ese mismo año, se había descargado más de cinco millones de veces.

Nerea Vara y Mónica García Saiz encontraron en Wattpad el sitio perfecto para escribir. Ninguna de las dos esperaba nada de una plataforma que contaba con millones de usuarios en varios países. El objetivo principal de ambas era simplemente compartir. García Saiz recuerda el momento exacto en el que decidió que su vocación debía ser la de escritora: “Una vez, me escribió una chica en comentarios diciendo que le encantaba la historia, por qué no me dedicaba a eso. Y me dije: ¿por qué no?”.

Nerea Vara. Foto: Nerea Vara

Nerea Vara. Foto: Nerea Vara

Ampliar horizontes

Compartir lo que se escribe es inútil si nadie lo lee. Las redes sociales tienen especial importancia en este sentido, dado que ofrecen un amplio mercado. Para Nerea Vara son una herramienta imprescindible: “Parte del dinero que gano lo invierto en publicidad pagada en Instagram, Facebook… para llegar a gente. Porque, al final, si lo haces solo en tu cuenta, vas a llegar a la gente que ya te conoce. La cosa es llegar a gente que no te conoce”.

Armando Rodera también necesitó de las redes sociales para llegar a un público mayor. “Las redes sociales fueron muy importantes en mis comienzos y adopté estrategias de marketing online para promocionar mi obra”. Además del blog que ya tenía (www.armandorodera.com), creó una fanpage y una página de autor en Facebook, un Booktrailer para Youtube y perfiles personales en Twitter e Instagram.

Lo que no se conoce

Entre todos los beneficios que la autopublicación les ofrece a los autores y autoras, destacan dos en concreto: el control y los derechos que uno o una tiene sobre su propia obra y la compensación económica. Mientras que en las editoriales el margen de ganancia es de entre un 7 % y un 15 %, en la autopublicación puede llegar a ser de un 70 %. Además, en la autopublicación los pagos se reciben mensualmente; en las editoriales, en cambio, anualmente.

Por su parte, la autopublicación, también puede ser complicada. Las editoriales, como entes mediadoras, se ocupan de que los artistas tengan espacio en las librerías, firmas de libros y ferias. En la autopublicación es el artista el que tiene que buscar con quién contactar, dónde ir, cómo. “Es lo que al final no te da la autoedición. En la autoedición te lo tienes que currar tú todo”, explica Mónica García Saiz.

A su vez, conseguir visibilidad en el mercado virtual puede ser muy difícil para las personas autopublicadas; más aún hoy en día, con la existencia de tantos medios de comunicación y ofertas audiovisuales. Por eso mismo es importante la promoción y el hacerse un nombre en el mundillo. Así lo resume Rodera: “Lo que no se conoce es muy difícil que se venda, y si no eres alguien famoso o muy reconocido, las dificultades para destacar van a ser evidentes”. 

Mónica García Saiz. Foto: Mónica García Saiz

Mónica Garca Saiz. Foto: Mónica García Saiz

Crece la competencia

De la misma manera que la cantidad de libros autopublicados ha incrementado, también ha aumentado la de autores y autoras que apuestan por autopublicarse. En definitiva, la competencia en el gremio es ahora mayor, y, por lo tanto, también es mayor la dificultad de abrirse camino. “Cuando yo empecé había mucho escritor, pero no tanto como ahora. Y quien empezó antes que yo lo tuvo incluso más fácil porque no había tanto donde escoger”, dice Nerea Vara.

Vara, además, asegura que “todo está escrito”, lo que dificulta aún más destacar. “Está, literalmente, todo escrito ya. Entonces, lo que puedes hacer es hacerlo a tu manera, darle tu toque”, explica. Por su parte, García Saiz subraya el papel que juega la suerte: “Yo creo que es llegar en el momento adecuado, justo ahí llamar a la puerta, que estén buscando cierta historia y tú justo les des la que quieren”. No solo a los lectores y a las lectoras, sino también a las editoriales. Al mercado, en general.

Armando Rodera lo tiene claro: “Si la obra es buena, tarde o temprano tendrá su público”.

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