Sociedad -
Juicio en Donostia
Amaia Azkue, camino de encontrar la justicia
A falta de unos pocos días para que se cumpla un año desde que apareció el cadáver de la oriotarra en el pantano de Ibai-Eder, el proceso judicial contra el asesino confeso está a punto de comenzar.
I.G.
El proceso que comenzó tras el hallazgo del cuerpo de Amaia Azkue (Orio, Gipuzkoa) en el pantano de Ibai-Eder va a tener una nueva dimensión con la apertura del juicio al único sospechoso de causar la muerte a la oriotarra, el lunes 12 de marzo en Donostia.
Desde que encontraron el cuerpo sin vida de Azkue el 16 de marzo del año pasado en el pantano situado en barrio de Nuarbe de la localidad guipuzcoana de Azpeitia, numerosos sucesos han marcado el año y el proceso que comenzó entonces.
Amaia tenía 39 años, estaba casada y era madre de dos hijas; y tras supuestamente recoger a un joven que hacía autostop apareció en aguas del pantano con fuertes golpes en la cabeza y la cara, a consecuencia de los cuales falleció.
Tras el asesinato, un joven de entonces 17 años y vecino de Azpeitia, se entregó (cumplió la mayoría de edad al día siguiente, el 18 de agosto) en la Fiscalía de Menores de la Audiencia Provincial y confesó ser el autor del crimen. La Ertzaintza señaló que el menor cayó en múltiples contradicciones durante su declaración e internó en el centro de menores de Zumarraga.
La violencia de los golpes que presentaba el cadáver de Azkue descartó en un principio que el agresor pudiese ser un menor de edad, pero la corpulencia del acusado le hizo mantenerse en la lista de sospechosos que manejaba la Ertzaintza. Según fuentes de la investigación, el detenido contaba con antecedentes por delitos contra la propiedad.
Posible pena
Según fuentes jurídicas, el joven sospechoso podría enfrentarse a una pena de hasta ocho años de cárcel, seguidos de un período de libertad vigilada, ya que cuando tuvo lugar el crimen era menor de edad.
No obstante, la pena podría verse modificada en función de distintos factores, como la posible existencia de atenuantes o agravantes y de si, finalmente, el caso es calificado de homicidio o de asesinato.
Las pruebas
Las pruebas de ADN a las que accedió a someterse el presunto autor del asesinato resultaron coincidentes con las obtenidas por la Ertzaintza durante la investigación.
Además de las de ADN, el cotejo de las muestras dactilares del joven permitieron constatar su correspondencia con una huella localizada durante las pesquisas que la Ertzaintza había realizado.
Además, existe la confesión que hizo el joven azpeitiarra la víspera de cumplir la mayoría de edad.
No obstante, en febrero de este año, el autor confeso solicitó que se le escuchara en una nueva declaración. Acompañado por su abogado, contradijo lo manifestado hasta ahora y afirmó que él no mató a Amaia Azkue. Esta nueva declaración fue interpretada en ámbitos judiciales como una mera estrategia de defensa.
Los detalles del crimen
Según el Departamento Vasco de Interior, el crimen se cometió a primera hora de la tarde del 16 de marzo de 2011, cuando Amaia Azkue recogió al joven en su vehículo en Zarautz cuando éste hacía autostop accediendo a trasladarle hasta Azpeitia.
Durante el viaje el menor, de 17 años, la habría amenazado y sustraído diversos enseres, incluidas tarjetas de crédito, para posteriormente acabar con su vida golpeándola fuertemente en la cabeza.
Después abandonó el cuerpo, maniatado, en el embalse de Ibai-Eder y trasladó el vehículo de la víctima hasta el parking de Loyola, donde lo abandonó.
Azkue fue vista por última vez a las 12:30 horas del mismo día cuando tomó café con una amiga en un establecimiento de Zarautz, tras lo que no acudió a comer a su casa ni fue a buscar a sus hijas al colegio.
Ante estas ausencias, su marido interpuso una denuncia, sin conocer que a las 17:15 horas tres vecinos de Azpeitia habían descubierto su cadáver flotando en aguas del embalse de Ibai-Eder, en la citada localidad guipuzcoana.
Dos mujeres que paseaban por el entorno del pantano encontraron restos de sangre y "algunos trapos", tras lo que una de ellas alertó a su marido, quien acompañado de su hijo acudió al lugar y, con ayuda de un bombero que pasaba por allí haciendo "footing", descubrieron el cuerpo de la mujer.