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París
Macron visita las obras de Notre Dame en el tercer aniversario del incendio
La catedral parisina comienza a renacer. Está previsto que abra de nuevo sus puertas en 2024.
Agencias | EITB Media
La catedral de Notre Dame, uno de los símbolos de París, comienza a renacer tres años después del incendio que acabó con su cubierta y puso en jaque uno de los templos góticos más emblemáticos, cuya restauración avanza para poder reabrir en 2024.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha visitado las obras de la catedral, el día que comienza la campaña de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Ataviado con un mono de trabajo y un casco blanco de protección, ha recorrido el interior del templo, repleto de andamios, y ha conversado con los encargados de las labores de reparación.
Hace tres años, con los rescoldos todavía calientes, prometió reconstruir la catedral en cinco años. Un calendario que todavía se mantiene como la brújula, aunque los responsables lo consideran muy ambicioso y creen que será posible para entones oficiar misa, pero no está tan claro que se abra a los 13 millones de visitantes que recibía antes del incendio.
La restauración avanza al ritmo marcado y, tras haber superado la fase de consolidación, comienzan a restaurar el formato original de la catedral. Los obreros han logrado ya retirar el material dañado, asegurar las estructuras y cubrir el templo con un tejado provisional a la espera de que llegue el nuevo.
Además, se han limpiado los muros del plomo que los impregnó durante el incendio y, de paso, de los efectos del tiempo, por lo que lucirán más blancos cuando se retire el andamiaje que los cubre.
El año próximo está prevista la fase más espectacular de la reconstrucción, la que supondrá levantar de nuevo la aguja que ardió en la tarde de aquel 15 de abril de 2019, idéntica a la que hizo en el siglo XIX el arquitecto Eugène Viollet le Duc.
En el interior, las obras de limpieza han estado acompañadas de una campaña arqueológica que ha sacado a la luz algunos de los secretos que todavía guarda el templo. En primer lugar, un sarcófago antropomorfo de plomo situado 80 centímetros bajo el suelo de la nave que los expertos atribuyen a un alto dignatario religioso. Además, han aparecido restos de un antiguo altar del siglo XIII que fue destruido 500 años más tarde para adaptarlo a las nuevas necesidades de culto de la época.
Junto a los arqueólogos, los obreros y los especialistas, entre el laberinto de andamios que es hoy la catedral también deambulan investigadores que tratan de determinar los motivos de la catástrofe que paralizó al mundo entero. La hipótesis de un incendio accidental sigue siendo la que tiene más peso, aunque no se descartan otras.