Sociedad -
Violencia contra las mujeres
Las víctimas de la red de trata sexual desarticulada en Bizkaia eran obligadas a consumir droga y prostituirse
Según fuentes de la investigación, las obligaban a vivir en unas condiciones infrahumanas e insalubres, las vigilaban continuamente y sólo podían salir del lugar de explotación una hora al día.
EITB Media
Las 13 mujeres que fueron liberadas tras la desarticulación de una red de explotación sexual en Bizkaia eran obligadas a consumir drogas y prostituirse, según informaciones de fuentes de la investigación. Todas ellas eran captadas en sus países de origen y trasladadas a Bizkaia.
Fuentes de la investigación han explicado que las condiciones a las que estaban sometidas las víctimas eran infrahumanas e insalubres. Las mujeres eran controladas diariamente por integrantes de la organización, incluso a través de circuitos cerrados de televisión, y sólo podían salir del lugar de explotación únicamente una hora al día. Asimismo, eran obligadas a aceptar clientes las 24 horas del día, los siete días de la semana. También organizaban fiestas temáticas donde las víctimas tenían que consumir cocaía y acceder a las peticiones de los clientes.
La denominada operación Alipar se llevó a cabo a primeros de marzo en Barakaldo, Bilbao y Fruiz. En aquel momento, detuvieron a 7 personas y liberaron a 13 mujeres de diverso origen. Asimismo, se intervinieron más de 35.000 euros en efectivo, cocaína, marihuana, teléfonos móviles, ordenadores, dispositivos TPV, monitores, grabador de CCTV, pastillas de sildenafilo y amoxicilina así como documentación abundante.
Los agentes que han continuado investigando han podido constatar que la organización estaría operando al menos desde inicios de 2017 y que han podido haber controlado a numerosas víctimas de varios países.
La organización realizaba la captación de las mujeres en Sudamérica, principalmente en Paraguay y Colombia. Aprovechaban su situación de vulnerabilidad, ofreciéndoles unas condiciones de vida y laborables prometedoras. Tras hacer varias escalas en distintos países europeos, llegaban a Bizkaia, donde eran informadas de su condición laboral real y obligadas a prostituirse. El liderazgo de la organización era asumido por una mujer. Otras cinco mujeres y un hombre llevaban a cabo diferentes cometidos en la misma.
La investigación se inició a raíz de la declaración de un testigo protegido que denunció ante la Guardia Civil los hechos. A los detenidos se les imputan la presunta autoría de los delitos de trata de seres humanos, prostitución y explotación sexual, contra la salud pública, blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.