Papa Francisco -

Crónica desde Roma

Francisco, día uno

Las primeras cinco mil postales con su imagen y su nombre en latín, Francescum, se han agotado.

Olatz Simón

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En el Vaticano arrasan las imágenes, y estampitas de Juan Pablo II, ocho años después de su muerte, el carisma de Woytila y el lugar vacío que dejo para muchos fieles es difícil de superar también en ventas, pero el papa Francisco se ha estrenado ya en esto del merchandising vaticano.

Las primeras cinco mil postales con su imagen y su nombre en latín, Francescum, se han agotado en menos de una hora y ya se imprimen más a toda velocidad. El hermano Luciano, que nos ha dejado entrar a su librería antes de la hora de apertura, explica que sobre todo, quieren darse prisa en poner a disposición de los peregrinos recuerdos a precios asequibles.

Saben que no tardarán en aparecer vendedores que ofrezcan diversos productos con la cara del nuevo pontífice a precios abusivos, y sus pequeñas postales, las de la librería Ancora, se venden a unos metros de San Pedro a sólo 20 céntimos cada una. El papa "llegado del fin del mundo", como el dijo ayer en el balcón antes de dar el Urbi et Orbi a los fieles, se muestra tímido pero feliz. Ya ha visitado al papa emérito, para quien fueron sus primeras palabras como papa y ya ha visitado a la virgen en Santa María la Mayor, en Roma.

Dicen que dicen que en la cena que anoche celebró con los cardenales, y tras el brindis que le ofrecieron, les dijo "Que Dios les perdone". El mismo Bergoglio que cuentan, pidió entre lágrimas a sus "patrocinadores" durante el cónclave de 2005, que no le votaran. Quedó segundo en votos tras Ratzinger hace ocho años y ahora es ya el papa Francisco. Sólo Fancisco, sin el primero, según ha puntualizado el Vaticano.

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