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Viaje al siglo XVIII

El Cabo Alava, un nombre vasco en los confines de Estados Unidos

El escritor Álvaro Arbina nos cuenta la curiosa historia del Cabo Alava, un lugar cerca de la frontera de Cánada, que debe su nombre a José Manuel de Álava y Sáenz de Navarrete.

  • 14:35 min
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Abrimos El Armario del Tiempo para viajar a la frontera que separa los Estados Unidos de América de Canadá y a finales del siglo XVIII.

El desconocido Cabo Alava es una muestra más de que los vascos hemos sido un pueblo explorador, náutico, que hemos aprovechado el mar para viajar. Según nos cuenta el escritor Álvaro Arbina en 'Boulevard' lleva ese nombre en honor de José Manuel de Álava y Sáenz de Navarrete, un insigne miembro de la familia Álava, que nació en Vitoria en 1743, y que tuvo un papel relevante en la delimitación de las fronteras entre las posesiones del Reino de España y de Gran Bretaña, en la costa occidental de lo que ahora son los Estados Unidos.

La del cabo Alava, en realidad, no es el único rastro de nombres nuestros que queda en este territorio. Durante años hubo muchos militares y exploradores que bautizaron estrechos, islas, cabos o ciudades en esta zona de Norteamérica. Para entender esto hay que retroceder al año 1493. España reclama desde entonces todo el territorio americano descubierto por Colón. La bula papal había dividido el mundo en dos, una parte para España y la otra para Portugal. Desde entonces la monarquía hispana tenía derechos exclusivos para establecerse en la Costa del Pacífico de América del Norte, aunque también es verdad que los ingleses no reconocían el valor de la bula y de hecho mandaban a piratas, Drake, o científicos, Cook a implantar la bandera allá donde ponían el pie.

José Manuel Álava Sáenz de Navarrete era hermano de Ignacio María Álava, el gran marino, y de Pedro Jacinto, el padre de Miguel, el general Álava. Nació en Vitoria en 1743 e inició una carrera militar que le llevo a América y le hizo adquirir el cargo de Gobernador y castellano interino de Acapulco. Participó en numerosas expediciones para el reconocimiento de las regiones del Pacífico Norte. En cumplimiento del convenio entre España y el Reino Unido firmado el 11 de enero de 1794, en septiembre de ese año fue nombrado por el virrey para hacer la entrega de la región a los ingleses. Después de cumplir su misión, Álava pidió licencia para restablecer su salud en Guanajuato, México. Allí falleció un año después, pero ya había dejado su impronta, su nombre había sido inmortalizado en un rincón extremo del inexplorado territorio del Nuevo Mundo.