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Pelota vasca

La primera medalla olímpica vasca se ganó en las olimpiadas de 1900

Álvaro Arbina nos retrotae a 1900, a la primera medalla olímpica vasca, ganada en modalidad de cesta punta, por los puntistas Amézola y Villota. Pero no recibieron ninguna medalla, porque no jugaron.

  • Imagen de José Amezola. Fuente: bodegasamezolablog.files.wordpress.com

    Imagen de José Amezola. Fuente: bodegasamezolablog.files.wordpress.com

    12:49 min
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La primera medalla de oro vasca en unos Juegos Olímpicos se logró en Paris, en 1900, en pelota vasca, especialidad cesta punta. Los medallistas fueron los puntitas Amézola y Villota. Primeros medallistas vascos, y también españoles. Pero no recibieron medalla, ni subieron a podium, ni hubo ceremonia de entrega de premios. De hecho, nadie supo de este primer logro deportivo durante más de cien años. Estos dos puntitas, su identidad, su hazaña deportiva, quedó relegada al olvido.

Lo curioso de este caso es que ha tenido que transcurrir más de un siglo para reconocerse esta medalla. En el año 2008 Fernando Arrechea hizo públicas las identidades completas de los pelotaris y muchos detalles inéditos de aquella competición.

Los II Juegos Olímpicos de la Era Moderna se disputaron en París (Francia) del 14 de Mayo al 28 de Octubre de 1900 en el contexto de la Exposición Universal. No eran Juegos como los actuales. De hecho no hubo ceremonias de inauguración ni de clausura, no se otorgaron medallas a los vencedores ni se pronunciaron palabras como 'Juegos Olímpicos' o 'Campeón Olímpico' en esos largos cinco meses y pico. Las pruebas deportivas (o pseudodeportivas) llamadas 'Concursos nacionales e internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes' fueron parte del espectáculo de la Expo y constaron de 34 disciplinas en las que participaron 58.781 deportistas de 30 países. Entre los deportes celebrados (en muchos casos con competiciones de profesionales y amateurs paralelas) estuvieron la colombofilia, los barcos a motor, los globos aero-estáticos, la soka tira, la pesca o el tiro con cañón…  No  hubo ceremonias de inauguración ni clausura, no hubo entrega de medallas, no se pronunció el término 'Juegos Olímpicos' ni una vez, ni nadie tuvo la sensación de estar participando en unos Juegos.

El  Barón de Coubertin y el COI, a pesar de la vergüenza que les abrumaba, hicieron de tripas corazón y colocaron aquellos 'Juegos Fantasma' en su palmarés, y dejaron que cada país escribiera su historia a voluntad. Concretamente en España, a partir de los años 60, empezó a circular el dato de que don Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa de Asturias, había participado en París 1900 en la prueba de 'tiro al pichón' y había ganado la medalla de plata.

Durante más de un siglo se consideró que la primera medalla en la historia de España fue la conseguida por Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós (el Marqués de Villaviciosa) en la competición de tiro de pichón de los Juegos de París de 1900. De hecho, en el hall de la sede madrileña del COE, el comité olímpico español, sigue destacando una placa de mármol dedicada a este marqués como primer medallista español.

Todo cambió a partir de una revisión crítica de los Juegos Olímpicos de París 1900 que realizó el historiador Bill Mallon en 1998 y que publicó bajo el título The 1900 Olympic Games: Results for All Competitors in Al Events, With Commentary. Para poner orden en el caótico conjunto de pruebas y concursos que se realizaron durante la Exposición Universal de París (1900), Mallon aplicó cuatro condiciones básicas para considerar que las pruebas deportivas celebradas durante 1900 en París fueron realmente olímpicas, que fueran amateurs, internacionales, sin handicaps y abiertas.

Mallon rescató del conjunto de eventos celebrados aquel año en París un torneo amateur de la modalidad de cesta punta de pelota vasca que había caído en el olvido y que habían ganado Villota y Amézola, aunque realmente no se había llegado a disputar.

Se convocaron dos torneos: uno profesional de cesta punta, con 800 Francos y el titulo de 'campeones del mundo' en juego, al que se inscribieron tres parejas, uno amateur de cesta punta, con unos objetos de arte y el titulo de 'campeones del mundo amateur' como premio, con dos parejas inscritas.

El torneo profesional se disputó en el frontón de la Sociedad de Pelota, en una pequeña instalación situada en el número 26 de la calle Pauline Borghèse de Neuilly- Sur-Seine. El éxito de público fue espectacular: 1000 espectadores. Pero el COI no reconoce este torneo por ser profesional, que sin embargo fue seguido con enorme interés por varios medios franceses de la época desde una perspectiva más antropológica que meramente deportiva

No hubo marcador. No se jugó ningún partido. La pareja anfitriona, Maurice Durquetty y Etchegaray, se retiró antes del partido por discrepancias sobre la organización y los españoles Villota, de Madrid, y Amézola, de Bilbao, fueron proclamados 'campeones del mundo amateurs de pelota vasca y recibieron unos objetos de arte valorados en 150 Francos. 98 años después Bill Mallon los convirtió en 'campeones olímpicos' y en 2004 el COI lo 'bendijo'. Las medallas olímpicas menos sudadas de la historia desde las ganadas por Nerón en el año 67.

Durante un siglo no se ha sabido nada de estos dos puntistas. Villota y Amézola, sin nombre de pila, sin fotos, sin aparecer en ninguna parte.

Fernando Arrechea pudo encontrar en el número de marzo de 1904 de la revista madrileña Gran Vida un breve artículo-homenaje a don Francisco Villota Baquiola, en la que se comentaba que era el vigente campeón del mundo amateur de pelota vasca, título que había logrado en la Exposición de 1900. Baquiola, nacido en Madrid, hijo de hidalgos ricos de Mioño (municipio de Castro Urdiales, Cantabria), licenciado en derecho en 1899, aparece con cierta frecuencia en la prensa madrileña deportiva de inicios del siglo XX como organizador y patrocinador de torneos de pelota en la capital.

En cambio la identidad del puntista Amézola siguió siendo un misterio. Hasta que el historiador Arrechea orientó sus investigaciones hacia una familia bilbaína de status socioeconómico elevado que podría haberse permitido acudir a la Exposición de París en 1900 como turista e inscribirse en el torneo amateur de pelota. Un esnobismo a disposición de muy pocos de la época. Los hermanos Amézola Aspizua se adaptaban bien a este perfil.  El padre, don José Amézola Biriga, era uno de los principales empresarios del momento, y varios de ellos, Baltasar, Lauro, Valentín y en menor medida José, Martín o Ladislao, podrían ser el 'Amézola' buscados, por edad y por su condición de deportistas aficionados, lo atestigua el hecho de encontrarlos como socios del Athletic Club, o como participantes en torneos de tiro al pichón o carreras de coches en varios diarios de la época.

Según el investigador la vinculación con el mundo de la pelota vasca se concretó a través del hijo José de Amézola y Aspizúa. A través de un libro, El juego de la pala, se recoge un titular que menciona: '1899. 1 de enero: en el frontón Euskalduna de Bilbao se juega una función a beneficio del Colegio de Sordomudos y Ciegos de Deusto. A las cuatro y media de la tarde se juegan dos partidos a shistera. En el primero, Amézola y el Marqués de Villagodio pierden (30-40) ante Agirre y Power (los cuatro son distinguidos pelotaris aficionados bilbainos).

Don José de Amézola y Aspizúa nació en Izarra-Urkabustaiz (Álava) el 9 de enero de 1874.