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Opinión
La columna de José Félix Azurmendi (07/05/2016)
José Félix Azurmendi
Hablamos de los medios de comunicación. ETB en Nafarroa. Comunicado del Comité Ejecutivo de ETA en Gara.
Tx. Me has adelantado que querías hablar hoy de nuestra profesión, de medios de comunicación
JFA. Varios hechos de esta semana son una invitación a hablar y reflexionar sobre los medios de comunicación. El mismo día en el que el periódico más importante de España cumplía y celebraba sus cuarenta años, el que nació veinte años más tarde para hacerle sombra estaba silenciado por una huelga de sus trabajadores. Hoy no se le ocurriría al Le Monde parisino decir de El País madrileño, como dijo, que se trataba del producto más noble y exitoso de la democracia española. Ya no es aquel medio que dictaba la política española, que quitaba y ponía ministros, que daba y quitaba títulos de democracia, con el que todos los profesionales españoles soñaban en colaborar un día. Defendía este periódico el éxito económico como garantía de independencia y libertad frente a las inevitables presiones de los poderes fácticos, y hoy está cercado por sus pasivos, a punto de abandonar la rotativa e instalarse en el soporte digital. Todos los periódicos tienen problemas económicos y plantillas diezmadas, pero ninguno de los españoles tuvo la influencia de este que acaba de cumplir los cuarenta.
Los grandes diarios de Madrid cerraron ya sus delegaciones en Euskadi y recurren, como todo el mundo, a los servicios de las agencias porque son más baratos, porque no te obligan a cargarte –así se dice, cargarte- con una plantilla propia, que da como resultado que todos dicen lo mismo de la misma manera, de una manera despersonalizada y superficial, porque las agencias, para sobrevivir dicen, someten a sus trabajadores a largas y variadas jornadas, en las que lo mismo atienden a una rueda de prensa política que tratan un suceso o un partido de volibol, y con la obligación añadida de hacerlo para varios soportes diferentes.
Tx. Seguramente estás pensando también en lo que ha sucedido en ETB
JFA. Y en estas andábamos cuando el Gobierno en funciones español, antes de disolverse, se acordó de que había una reclamación del anterior ejecutivo navarro y ordenó el cierre perentorio de las emisiones de ETB en Nafarroa. Me imagino explicándolo a mis amigos de profesión en América Latina y teniéndome que remitir a la política, a la historia y la sociología, cuando no a la psicología, para tratar infructuosamente de que entendieran algo sobre un hecho antidemocrático, insólito y extemporáneo, pero no irracional, si lo que se pretendía era presentar una vez más naturales relaciones entre territorios hermanos como conflictivas y amenazadoras. La actuación del ministro del ramo en funciones español es, además de todo lo demás, una provocación, y bien está no caer en la trampa que se pretende, bien está en poner todos los medios para denunciar y resolver el problema, sin echarse como otras veces al monte. Ha sido Iñaki Perurena el que mejor ha resumido en cuatro lúcidas palabras en euskera la sensación que muchos navarros tienen en relación a este hecho, ha sido la de la vergüenza la más impresionante.
Tx. ¿Algo más de medios?
JFA. Sigamos con medios y comunicados. No acierto a imaginar las razones que han podido llevar a la dirección de Gara a publicar una carta del Comité Ejecutivo de ETA, cuando no estaba en funciones, allá por mayo del 2012, a las FARC colombianas. Una carta en la que le traslada solidaridad y apoyo por la lucha revolucionaria que llevan a cabo por la paz, la libertad y la justicia social de su país. Una carta en la que parece querer explicar a los guerrilleros colombianos que abandonan las armas pero no porque estén derrotados y les animan a hacer lo mismo. No acierto a entender la oportunidad de su publicación ni por la fecha de origen ni por su destinatario. No me parece suficiente explicación que al propio Gara le parezca llamativo, que lo es, que el Gobierno del PP se declare dispuesto a apoyar trabajos de desmilitarización y desminado, e incluso a dar apoyo económico al proceso colombiano, y mantenga aquí la posición que mantiene. Hubo diez años antes una carta del subcomandante Marcos a ETA que su Comité Ejecutivo interpretó como una inadmisible interferencia en un tono mucho menos amistoso. Valdrá la pena algún día repasar las relaciones internacionales que las diferentes ETA han sostenido a lo largo de su historia para entender mejor las motivaciones de su lucha, pero no parece que estemos en vísperas tampoco de ese relato.