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La historia según Hollywood

Marlene Dietrich y Hedy Lamarr, dos actrices contra los nazis

A.A. | EiTB

Muchos de los cineastas de Hollywood de los años 40 tuvieron papeles importantes en la lucha contra los nazis o protagonizaron huídas propias de un guión de película.

8:50

Las historias de alemanes anti nazis en el mundo del cine son verdaderamente asombrosas. Marlene Dietrich y Hedy Lamarr fueron conocidas colaboradoras del ejército estadounidense. Esta última, además, protagonizó una impresionante huída, al igual que lo hizo el director Fritz Lang.

Marie Magdalene Dietrich nació en Berlín en 1901 y ya vivía en Hollywood cuando Hitler llegó al poder en Alemania. Sin embargo, no ocultó nunca su rechazo hacia los nazis. Todo lo contrario. Renunció a la nacionalidad alemana en 1937 cuando recibió una carta personal de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda alemán, en la que le ofrecía un dineral a cambio de volver a Alemania y rodar películas nazis. En ese mismo momento, la actriz berlinesa pidió la ciudadanía estadounidense.

También es conocido que Dietrich actuó para los soldados de Estados Unidos en el frente, recibiendo por ello la Medalla de la Libertad y que tuvo un romance con el mítico general George Patton. Asimismo, en su tiempo libre, echaba una mano en la Cantina Hollywood, donde los soldados destinados al frente eran atendidos por estrellas de cine como el austríaco Paul Henreid, coprotagonista de "Casablanca", o la actriz vienesa Hedy Lamarr.

Hedy Lamarr

La propia Hedy Lamarr contribuyó muchísimo en la misión de los aliados. Llegó a los Estados Unidos tras una rocambolesca huída de las garras de su ex marido, que era proveedor armamentístico de los nazis y que la tenía prácticamente encerrada y bajo una vigilancia feroz. Al pisar suelo americano, la protagonista del largometraje "Sansón y Dalila" entregó al ejército estadounidense toda la información que había obtenido durante su matrimonio. Asimismo, gracias a sus estudios de ingeniería, colaboró en el diseño de un revolucionario sistema de radioguía para misiles y torpedos, considerado hoy en día como el precursor del wifi.

Al igual que Lamarr y Dietrich, otros muchos cineastas europeos colaboraron contra el régimen nazi. Algunos de ellos fundaron la sociedad European Film Fund, que durante los años más duros del nazismo, ayudó a muchos cineastas y sus familias a huir de Alemania, Austria y otros países bajo dominio nazi. Les proporcionaban vías de escape hacia otros países y billetes para viajar a Estados Unidos. Una vez en América, también les apoyaban ofreciéndoles un piso, trabajo o dinero en metálico en algunos casos. Todo ello se financiaba con donaciones de europeos que vivían en Hollywood.

El alemán Ernst Lubitsch fue uno de los fundadores y presidente de esta asociación que ayudó a unos 800 exiliados del cine que escaparon de Europa como el austríaco Billy Wilder, el austro-húngaro Peter Lorre o el director alemán Fritz Lang.

Fritz Lang

De hecho, la huída de Fritz Lang de Alemania fue digna de un guión de cine. Un día recibió la orden de acudir al Ministerio de Propaganda alemán para entrevistarse con el mismísimo ministro, Joseph Goebbels, que le ofreció la dirección nacional de cinematografía de Alemania, el cargo más alto en la industria del cine alemán. Su misión sería convertir esa industria en una gran máquina de propaganda nazi.

Por supuesto, la oferta era una prueba de lealtad para Fritz Lang, ya que sospechaban que no simpatizaba con la causa nazi, y el cineasta sabía que, si renunciaba al puesto, era muy posible que lo detuvieran allí mismo. Según declaró posteriormente, Lang reconoció ante Goebbels que sus abuelos eran judíos, pero éste le dijo que ellos "decidían quién era ario y quién no".

Fritz Lang aceptó el cargo ante Goebbels pero, nada más llegar a su casa, preparó las maletas para escapar de Berlín. Se llevó 5.000 marcos que tenía en su caja fuerte y las joyas que su ex novia le regaló para facilitar la fuga. Salió de casa por la puerta trasera para no ser visto y cogió un tren que iba a París. Según contó después, el momento más tenso fue cuando intentó esconder las joyas y el dinero dentro del tren; puso las joyas detrás de un inodoro de otro vagón, distinto al suyo, pegadas con cinta adhesiva, e intentó guardar el dinero bajo la alfombra de su vagón, aunque no lo consiguió.

Con el dinero encima, Fritz Lang vio subir al tren a varios agentes nazis, que empezaron a registrar a los pasajeros. No obstante, tuvo suerte porque no registraron todos los compartimentos y, afortunadamente, se saltaron en suyo. Cuando llegó a Hollywood, pudo seguir con su brillante carrera, junto a los otros alemanes anti nazis del mundo del cine.