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Felipe Etxebarria

Análisis

Los oligarcas rusos en la encrucijada

Felipe Etxebarria

Felipe Etxebarria

Los superricos rusos creen estar sentados entre dos fuegos. Por un lado, debido a las sanciones, no pueden vivir en Occidente y, por otro lado, el regreso a Rusia es casi imposible.

Hace más de un mes que comenzó la guerra en Ucrania, las sanciones impuestas por Estados Unidos y la UE durante ese tiempo se dejan sentir entre los oligarcas y los hombres de negocio rusos establecidos en el extranjero. Han perdido la disponibilidad de su dinero, pero pese a ello, no se atreven a volver a Rusia, se encuentran en estado de shock.

El objetivo de estas sanciones es hacer que los oligarcas entren en razón y se rebelen contra Putin. El impacto en la economía rusa y el riesgo de que se hunda han colocado a las élites rusas en una situación delicada. La mayoría de ellos no se han pronunciado todavía contra la guerra. "No se puede hacer nada hasta que las bombas terminen" dice uno de los oligarcas rusos que figura en la lista de Forbes de las 200 fortunas más grandes del mundo. Creen estar sentados entre dos fuegos. Por un lado, debido a las sanciones, no pueden vivir en Occidente y, por otro lado, el regreso a Rusia es casi imposible. Los hombres de negocio rusos que viven en Europa están considerados traidores en Rusia, y por tanto se resisten a volver.

Durante los primeros días de la guerra circuló un video por Internet, donde se veía a Roman Abramovich en el aeropuerto de Tel Avid. El ex-propietario del club de fútbol del Chelsea y número 12 de la lista Forbes en 2021, estaba desesperado. Volvía a Moscú. Sus cuentas en el extranjero están bloqueadas. El único dinero del que puede disponer está en cuentas rusas. Abramovich había actuado como mediador en el segundo encuentro de diálogo entre Rusia y Ucrania el 27 de febrero, dos días después de comenzar la guerra, pero según fuentes de Moscú, el lobby del poder ruso estaba muy insatisfecho con estas negociaciones.

Los superricos rusos no disponen del poder, y ahora tampoco de su dinero.

La mayoría de las personas consideradas como oligarcas rusos se encuentran ahora en Moscú, en Tel Avid o en otros lugares considerados seguros. No disponen del poder político, nunca lo han tenido, porque el gran capital no tiene influencia en las decisiones que toma Vladimir Putin.

Los ricos no han tenido realmente poder en la Rusia de Putin, y ahora tampoco disponen del dinero ganado gracias a él.

Michael Fridman, copropietario del Banco Alfa, número 11 en la lista Forbes, ha reconocido públicamente esta situación de necesidad. Al contrario que sus colegas, Fridman no se fue a Tel Avid, sino que se quedó en Londres pese a las sanciones del Reino Unido. Ahora no puede pagar ni por la limpieza de su casa, ni a su chofer. Fridman fue además uno de los primeros oligarcas en pronunciarse contra la guerra de Ucrania.

Otro oligarca y propietario de un gran banco ruso, Oleg Tinkov, número 32 en la lista Forbes y que nunca ha tenido relación con el Kremlin Forbes, sufre las consecuencias de las sanciones. Tinkov se pronunció contra la guerra en Instagram.

Sobre un eventual uso de las armas atómica, la mayoría de los oligarcas creen que Putin adoptaría esta decisión por sí solo sin consultar a nadie, y de forma inesperada.

¿Podría Putin invadir otro país u ordenar un ataque nuclear?

Sobre ello hay opiniones diferentes, pero la mayoría cree que no lo haría sin estar al 100 % seguro de que ganaría. También se cree que los militares no seguirían una orden de este calibre que supondría un suicidio colectivo para ellos y sus familias.

Por ello, como salida menos traumática, muchos oligarcas exiliados creen que un golpe de estado interno sería la mejor salida para la actual situación. Pero en la situación actual esta opción no parece probable.