Internacional -
Ucrania
La batalla del aeropuerto de Donetsk sepulta las esperanzas de paz
Según fuentes separatistas, en los combates de las últimas 24 horas en las instalaciones aeroportuarias han muerto más de 200 soldados ucranianos, mientras que las bajas insurgentes ascendieron a 16.
Redacción
La batalla por el control del aeropuerto de Donetsk, que ha costado la vida a más de 200 soldados ucranianos, según los rebeldes, y la muerte de decenas de civiles, sepulta las esperanzas de un pronto restablecimiento de la paz en el este de Ucrania.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha reconocido hoy públicamente que, por vez primera desde el alto el fuego firmado por el Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos el 5 de septiembre de 2014, se ha visto obligado a ordenar un ataque contra las posiciones enemigas.
El mando militar ucraniano mantiene que el aeropuerto figura como una zona bajo control ucraniano en el Memorándum de Paz suscrito el 19 de septiembre en Minsk.
Ya no se respeta la tregua
Poroshenko ha reconocido que, desde el 7 de enero, en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk ya no se respeta la última tregua declarada por ambos bandos, el 9 de diciembre, según informan medios locales.
Al respecto, Ucrania ha denunciado hoy que dos batallones rusos con aproximadamente 700 efectivos y armamento pesado han cruzado la frontera para reforzar las filas rebeldes.
Según fuentes separatistas, en los combates de las últimas 24 horas en las instalaciones aeroportuarias de Donetsk y sus alrededores han muerto más de 200 soldados ucranianos y casi 300 han resultado heridos, mientras que las bajas insurgentes ascendieron a 16 muertos y 62 heridos.
Diplomacia
El presidente ruso, Vladímir Putin, envió la pasada semana una carta a Poroshenko en la cual propuso una hoja de ruta con plazos concretos para el repliegue del armamento pesado.
Mientras, Poroshenko ha insistido en que aboga por convocar de inmediato negociaciones con los separatistas con mediación de Rusia y la OSCE, y una reunión con los líderes de Rusia, Alemania y Francia, para "suscribir un calendario para la aplicación de los acuerdos de Minsk".
