Internacional -
Vertido químico
Una marea roja tóxica inunda varios pueblos en Hungría
Hasta el momento cuatro personas han muerto, seis se encuentran desaparecidas y unas 120 heridas por un vertido tóxico originado en una empresa de aluminio.
Redacción
El oeste de Hungría se encuentra inmerso en la mayor catástrofe química de la historia del país.
La ruptura de un dique en una empresa de aluminio ha ocasionado una marea de barro rojo, un lodo altamente tóxico que ha inundado a varias poblaciones. Como consecuencia, según los últimos datos oficiales, han muerto ya cuatro personas, seis se encuentran desaparecidas y alrededor de 120 heridas.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha dicho que el vertido tóxico posiblemente ha sido provocado por un error humano y ha añadido que no hay signos de que se deba a causas naturales.
Previamente, Hungría declaró el estado de emergencia en los condados de condados de Veszprem, Gyor-Moson-Sopron y Vas. Bomberos y equipos de limpieza con palas excavadoras siguen limpiando una amplia zona afectada por el vertido.
Estos residuos, que contienen elevadas cantidades de silicio, hierro y otros metales pesados, han inundado una región de unos 40 kilómetros cuadrados en los alrededores de la población de Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest.
El fuerte olor que despedía el vertido causaba irritación de los ojos y la nariz, y se extendía por la aldea de Kolontar, la más cercana a la represa de "barro rojo", que ha sido declarada área de emergencia por las autoridades húngaras.
Las pocas calles de este pequeño poblado de 900 habitantes, situado a unos 160 kilómetros de Budapest, estaban cubiertas hasta la altura de las rodillas de este barro de intenso color ladrillo, que se esparció por zona urbana.
El vertido, estimado en unos 700.000 metros cúbicos, se ha llevado por delante automóviles, puentes y viviendas y ha obligado a evacuar a alrededor de 400 vecinos de la zona. La Unidad de Desastres Naturales ha dicho que se han echado varias toneladas de yeso en el río Marcal para intentar contener el vertido.