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Laboratorio europeo
El laboratorio Columbus cumple diez años en la Estación Espacial Internacional
Se trata de un módulo en el que los astronautas llevan a cabo diversos experimentos; entre otros, cultivan plantas, desarrollan nuevos metales y hacen pruebas con ellos mismos.
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Hamar urte dira Columbus laborategia Nazioarteko Espazio Estaziora iritsi zenetik
El laboratorio europeo Columbus cumple este miércoles, 7 de febrero, diez años en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés); se trata de un módulo en el que los astronautas llevan a cabo todo tipo de experimentos, como cultivar plantas, desarrollar nuevos metales e, incluso, experimentar diferentes variables sobre ellos mismos.
Antes de embarcarse al espacio, los astronautas utilizan una réplica de Columbus, que se encuentra en el Centro Europeo de Astronautas de Colonia (Alemania), como módulo de entrenamiento. Además del módulo Columbus, europeo, la Estación Espacial cuenta con laboratorios científicos de Japón, Rusia y Estados Unidos.
Según afirma el astronauta de la Agencia Espacial Europea Leopold Eyharts (Eyharts tiene 60 años, y es de Biarritz), este laboratorio de prueba es muy parecido al de la Estación Espacial, que cuenta con muchas instalaciones científicas. "Estamos en un entorno de microgravedad permanente; así que realizamos experimentos en situación de exposición prolongada a la microgravedad, por lo que hay una continuidad científica en lo que hacemos". Eyharts supervisó la instalación de Columbus en 2008.
El estudio sobre el efecto que causa la ingravidez en las plantas es una de las investigaciones que se llevan a cabo en el Columbus. En el laboratorio, se cultivan tanto plantas en microgravedad como en entornos de ingravidez.
Ann-Iren Kittang Jost, del centro de investigación interdisciplinaria en el espacio, asegura que estas pueden adaptarse, germinar a partir de las semillas, completar su ciclo de vida y producir nuevas semillas, adaptándose "bastante bien" a estas condiciones. "Es fascinante", señala.
Otro de los experimentos se centra en la exposición de formas de vida terrestres al medioambiente espacial, exterior al módulo. Los investigadores colocaron a microorganismos en bandejas fuera de la nave durante un año y medio, para comprobar su resistencia. Tres de estas bandejas pasaron del invernadero Expose-E a la Estación Espacial Internacional. Según apunta la bióloga alemana especialista en cuestiones espaciales Elke Rabbow, en las bandejas se pusieron diferentes microorganismos, desde bacterias hasta líquenes, y también algunas larvas de diferentes animales: "Cuando regresaron, varios de estos organismos sobrevivieron", subraya.
Columbus también es el único lugar donde los científicos pueden estudiar cómo se solidifican las nuevas aleaciones metálicas sin la influencia de la gravedad. Para ello, utilizan un instrumento que se controla desde la Tierra, pero cuyos procesos son controlados en todo momento por los astronautas.
Experimentos sobre los propios astronautas
No obstante, muchos de los experimentos son sobre ellos mismos, pues los astronautas prueban cómo reaccionan sus músculos, huesos, sangre y su cerebro en el espacio. Un descubrimiento sorprendente es que la actividad eléctrica y el rendimiento del cerebro de los astronautas disminuyen en el espacio, y nadie sabe por qué.
También se mide el grado de radiación, uno de los principales problemas al que se exponen los astronautas. Por ejemplo, en un experimento llamado 'Dosis3D' se mapean las variaciones de radiación dentro de Columbus, y las variables que hay que tener en cuenta. "Hemos constatado cambios en la radiación dependiendo de la altitud", apunta el jefe del grupo de investigación de biofísica del centro aeroespacial alemán Thomas Berger, que dice que la ISS se elevó a 70 kilómetros de altura, lo que modificó los parámetros de la radiación que pueden oscilar también debido al ciclo solar.
La colaboración entre los astronautas en órbita y los científicos desde la Tierra continuará, ya que se espera que la Estación siga funcionando otros diez años más. Además, la ISS es, según Eyharts, "una muy buena herramienta para preparar el futuro de la exploración".