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Aniversario
Diez años después del terremoto que devastó Haití
El 60 % de los haitianos vive por debajo del umbral de la pobreza, de los cuales 2,5 millones están en una situación extrema.
Agencia | Redacción
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El terremoto de magnitud 7 que sacudió Haití el 12 de enero de 2010 dejó una huella de desolación que persiste a día de hoy. La comunidad internacional se volcó en los instantes posteriores al seísmo de una manera sin precedentes, pero una década después Naciones Unidas y las ONG presentes en el país caribeño avisan de la enormidad de unos retos alejados ya del foco global.
Las tensiones políticas y sociales de los últimos doce meses y sus repercusiones para el reparto de ayuda humanitaria han puesto de nuevo de manifiesto la dependencia que el país más pobre de América sigue teniendo de la asistencia internacional, ya con los donantes exhaustos o con la vista puesta en otras crisis.
La ONU estima que hay 4,6 millones de personas necesitadas de ayuda, de las cuales casi la mitad son niños, y que 3,7 millones de personas sufren desnutrición aguda. Más de seis millones de haitianos, el 60 % de la población, vive por debajo del umbral de la pobreza, y 2,5 millones se encuentran en una situación extrema, según datos del Banco Mundial.
El jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Haití, Christian Cricboom, reconoce en declaraciones a Europa Press que el país "ha dado grandes pasos en materia de infraestructuras o servicios sociales básicos" en la última década, pero "claramente quedan muchos desafíos", algunos de los cuales "no están relacionados con el desastre".
Haití sigue siendo el país más vulnerable de la región y no solo por los efectos del potente seísmo, coincide el director de Acción Contra el Hambre (ACH) en Haití, Cédric Pirou, partidario de combinar la atención de emergencia con una labor de desarrollo más amplia: "El terremoto no hizo sino arrojar luz sobre los males profundos que afectan al país, derivados de un sistema de gobernanza negligente e incapaz de solucionar las necesidades más acuciantes de la población".
El seísmo causó más de 200.000 muertos —las autoridades locales han situado la cifra por encima de los 300.000—, pero también dejó daños equivalentes al 120 por ciento del PIB y una recesión económica del 5 %. La administración quedó casi destruida y Haití perdió con los temblores alrededor del 60 % de su infraestructura sanitaria.
Movilización internacional
Pirou reconoce que entre 2010 y 2013 hubo una "gran respuesta internacional" que sirvió para cubrir "las necesidades más urgentes", por ejemplo para realojar a quienes lo habían perdido todo. En los dos años posteriores las organizaciones lograron financiar programas "más integrados", pero "desde 2015 el país cayó en el olvido".
"La capacidad de las organizaciones humanitarias para brindar asistencia se ha visto gravemente afectada por la falta de fondos", que ha provocado que la de Haití sea una de las crisis peor financiadas del mundo, en palabras del responsable de la OCHA en el país caribeño.
En la misma línea, la coordinadora de Médicos Sin Fronteras (MSF), Sandra Lamarque, asegura en un comunicado que el apoyo internacional recibido o prometido tras el terremoto "ahora se ha desvanecido" e "incluso en algún caso nunca se materializó". La atención, lamenta, "ha virado hacia otros lugares a medida que la vida cotidiana de la mayoría de los haitianos se ha vuelto cada vez más precaria debido a la inflación, la falta de oportunidades económicas y la violencia".
Todo ello a pesar de que Haití ha vivido una década de constante emergencia en la que ha sufrido desde ciclones a sequías, pasando por una epidemia de cólera que se expandió rápidamente y que a finales de 2011 ya había dejado medio millón de enfermos y más de 7.000 fallecidos, según un informe de MSF.
"Aunque el cólera está por ahora bajo control, debemos seguir alerta y acelerar la inversión en agua potable y saneamiento adecuado", alerta Cricboom.
Retos médicos
MSF aprovecha el décimo aniversario del terremoto para instar a la comunidad internacional a prestar atención a las necesidades médicas.
Los gastos médicos se han convertido en prohibitivos para gran parte de la población, con un aumento del 35 % del precio de las medicinas y del 26 % en los gastos de admisión hospitalaria solo en 2019, según Médicos Sin Fronteras.
El hambre aumentará si no se actúa
Los haitianos comenzaron a manifestarse en 2018 por el aumento del precio del combustible, pero desde entonces las protestas han evolucionado en medio de acusaciones de corrupción contra el presidente, Jovenel Moise, hasta exigir su dimisión.
Pirou atribuye a la "creciente inestabilidad política y la violencia" un empeoramiento de la situación alimentaria, hasta el punto de empujar a Haití a "una de las peores crisis de los últimos tiempos". La OCHA prevé que, si no se actúa "inmediatamente", en marzo haya 4,2 millones de personas hambrientas, con 1,2 millones dentro del considerado nivel de emergencia.
De cara al futuro, Cricboom confía al menos en que "la ciudadanía de Haití pueda juntarse y encuentre una solución a la actual crisis", para lo cual es necesario que "la comunidad internacional siga estando del lado" del pueblo haitiano y de sus instituciones.
Diez años después del terremoto en Haití. Fotos: EFE