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Tras siete meses

La OTAN cierra su misión en Libia con un viaje de Rasmussen

Por otra parte, el intelectual Abdelrahim Elkib ha sido designado nuevo jefe del gobierno libio de transición.

Rasmussen en la comparecencia de hoy en Tripoli. Efe
Rasmussen en la comparecencia de hoy en Tripoli. Efe

Redacción

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La OTAN ha concluido esta medianoche su operación militar en Libia, siete meses después de iniciarla, con una visita sorpresa a Trípoli del secretario general, Anders Fogh Rasmussen, para recalcar que la Alianza no quiere involucrarse en cuestiones internas de ese país. Por otra parte, el intelectual Abdelrahim Elkib ha sido designado nuevo jefe del gobierno libio de transición, según ha informado la cadena árabe de televisión Al Arabiya.

"La OTAN ha ejecutado una misión que le fue encomendada por Naciones Unidas para salvar vidas civiles. Esa misión acaba esta noche. A partir de ahora, (los libios) deben trazar su porvenir y desde mañana serán las nuevas autoridades las encargadas de las operaciones de seguridad", afirmó Rasmussen en una rueda de prensa en Trípoli.

En Libia, el responsable de la Alianza se reunió con las nuevas autoridades y aseguró que la organización no planea tener bases ni involucrarse en el país, ya que su defensa compete únicamente al nuevo Gobierno. Sí dijo que la OTAN está dispuesta a establecer una relación de cooperación con las nuevas autoridades libias, similar a la que ya mantiene con otros países árabes para cooperar en el desarrollo de fuerzas armadas en un marco democrático.

Aprobada el pasado 27 de marzo y puesta en marcha sólo cuatro días después, "Protector Unificado" se ha ocupado durante todo este periodo de reducir poco a poco las capacidades militares gadafistas y permitir con ello el avance de los rebeldes del Consejo Nacional de Transición (CNT).

Los aviones y helicópteros de la Alianza han efectuado más de 26.000 salidas

Francia y el Reino Unido, que ya integraban junto a Estados Unidos la coalición que lanzó los primeros ataques sobre Libia antes de que la OTAN se hiciese cargo, han liderado las operaciones, apoyados principalmente por países como Dinamarca o Noruega.

Sin embargo, la OTAN ha recibido muchas críticas, entre otros de Rusia y China, (países con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU), que consideran que la organización no ha respetado los preceptos del mandato de Naciones Unidas y ha tomado partido por los rebeldes. Moscú y Pekín ya han advertido de que no volverán a aceptar un mandato similar para que la OTAN actúe en otro país, aunque Rasmussen ha insistido en repetidas ocasiones en que no prevé que la organización vaya a actuar en Siria (donde la represión de las peticiones de cambio político es similar a la Libia de Gadafi) precisamente por la falta de acuerdo internacional para ello.

A pesar de que la actuación de la Alianza se ha realizado sin bajas ni contratiempos serios, durante estos siete meses no han faltado reproches internos de algunos de los aliados más implicados en la misión (sobre todo Francia y Reino Unido) hacia los que no participaban (Alemania) o los que participaron en los bombardeos.

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