Internacional -
Palestina en la ONU
¿Qué supone ser Estado observador de la ONU? ¿Qué ganará Palestina?
El nuevo estatus supone un reconocimiento implícito de Palestina como Estado independiente.
Redacción
Palestina se ha anotado una importante victoria política y diplomática al lograr el reconocimiento de 'Estado observador no miembro' en la Asamblea General de la ONU.
En la práctica, este nuevo estatus supone un reconocimiento indirecto de Palestina como Estado, aunque de momento no ha sido admitido como miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas.
Palestina ya solicitó en septiembre de 2011 ser Estado miembro de pleno derecho de la ONU, aunque el Consejo de Seguridad tumbó la iniciativa al ser vetada por EE. UU.
En la Asamblea General, sin embargo, no existe derecho a veto, por lo que Estados Unidos e Israel no han logrado evitar que Palestina sea reconocida como Estado observador no miembro, es decir, igual que El Vaticano, por una abrumadora y contundente mayoría: 138 países a favor, 9 en contra y 41 abstenciones.
Con este nuevo estatus, asimismo, Palestina tendrá acceso a varias agencias del sistema de la ONU, como ya ocurrió el año pasado con la Unesco, y a tribunales internacionales como la Corte Penal Internacional (CPI).
AGENCIAS DE LA ONU Y ADHESIÓN A TRATADOS
Algunas de las agencias de la ONU que son prioritarias para los palestinos y estarán entre las primeras a las que se pida acceso son Unicef (fondo de la ONU para la infancia), la FAO (Organización para la Agricultura y Alimentación) y la OMC (Organización Mundial del Comercio), según fuentes palestinas.
Entre los tratados internacionales, los que más interesan a los palestinos son las Convenciones de Ginebra y sus protocolos adicionales, ratificados total o parcialmente por 194 estados y que regulan el derecho de la guerra y establecen estándares del derecho humanitario internacional.
CORTE PENAL INTERNACIONAL
La principal preocupación de Israel y EE. UU. es la adhesión palestina al Estatuto de Roma, que crea y regula la Corte Penal Internacional (CPI), donde los palestinos han tratado en el pasado de presentar denuncias contra políticos y militares israelíes por crímenes de guerra y contra la Humanidad, pero que el tribunal rechazó estudiar por no ser Palestina un Estado.
Siendo miembro del tribunal de La Haya, Palestina podría denunciar al Estado hebreo por crímenes de guerra durante la invasión de Gaza de finales de 2008 y principios de 2009, cuando el Ejército israelí mató a más de 1.400 palestinos, la mayoría civiles.
Otro de los primeros casos que los palestinos podrían llevar ante ese tribunal sería también la investigación sobre las causas de la muerte del histórico líder Yaser Arafat, cuyos restos fueron exhumados esta semana para comprobar si murió por envenenamiento.
Según ha explicado el primer ministro palestino, Salam Fayyaad, "mientras Israel no cometa atrocidades y pare los asentamientos, no hay necesidad de ir a ningún lado, pero si continúan violando las leyes internacionales actuaremos".
PROCESO DE PAZ Y LA RECONCILIACIÓN PALESTINA
En el plano bilateral con Israel, el avance diplomático palestino podría derivar en un reinicio de las negociaciones de paz.
El presidente palestino, Mahmud Abás, aseguró estar dispuesto a reiniciar el proceso de paz, impulsado por Washington y estancado desde hace dos años, tras elevarse el estatus en la ONU, pero no quitó de encima de la mesa su exigencia para sentarse a negociar: que Israel frene por completo el crecimiento de las colonias.
Se espera que la Casa Blanca presione para que ambas partes vuelvan al diálogo, algo que, en cualquier caso, no se prevé que ocurra hasta que se forme un nuevo Gobierno en Israel tras los comicios del próximo 22 de enero.
Para entonces, la esfera política palestina también podría haber deparado sorpresas, puesto que la OLP y Al Fatah (el partido de Abás) se han comprometido a iniciar de inmediato negociaciones de reconciliación con el movimiento islamista Hamás, que gobierna en Gaza, inmediatamente después del voto de la Asamblea General.
Responsables de Al Fatah han anunciado que Abás viajará próximamente a Gaza, algo que no hace desde que perdió el control en la franja, en manos de Hamás desde junio de 2007.
REPRESALIAS DE ISRAEL
Además de los pasos previstos a nivel interno y externo, los palestinos también se han preparado para posibles represalias de Israel y EE. UU. a su avance en la esfera internacional.
Durante más de un año, el liderazgo de Ramala ha soportado fuertes presiones para no presentar su solicitud en Nueva York y ha hecho frente a amenazas de diversa índole.
Entre otras medidas, Israel ha amenazado con dejar de transferir los impuestos y aranceles que recauda en nombre de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que suponen un 56% de su presupuesto.
También ha advertido que considera el paso palestino una "medida unilateral" contraria a los acuerdos de paz de Oslo (1993), que amenaza con considerar nulos, y el ministro de Exteriores, Aviador Liberman, amenazó incluso con "derrocar a Abás".
Otro de los temores palestinos es que EE. UU. retire su apoyo económico y los fondos que canaliza a través de la cooperación internacional.
Para paliar el daño que estas represalias supondrían para una ANP sumida en una profunda crisis financiera, a lo largo de los últimos meses Ramala ha obtenido compromisos de países árabes, entre otros de Catar, de que suplirán las pérdidas económicas que pudieran afrontar.
UN PASO HACIA UN SUEÑO
Si bien los palestinos son conscientes de que la mejora de su estatus en la comunidad internacional no cambiará su día a día ni supondrá el fin automático del control militar israelí de su territorio, saben que es un paso histórico que les dará nuevos instrumentos para avanzar hacia su largo sueño de tener un Estado soberano.