Política -
Aniversario
Pacto de Ajuria Enea: 25 años del pacto por la normalización y la paz
El acuerdo para la normalización y pacificación de Euskadi fue suscrito por el PNV, PSE, EA, Euskadiko Ezkerra, Alianza Popular y CDS con el lehendakari del Gobierno Vasco, José Antonio Ardanza.
Redacción
El 12 de enero de 1988 se firmó en la sede del Gobierno Vasco el pacto de Ajuria Enea entre los representantes de todos los partidos parlamentarios vascos, con la única excepción de HB. Los atentados de ETA se habían recrudecido; entre ellos, unos meses antes, el 19 de junio de 1987, se produjo el atentado de Hipercor de Barcelona.
Después de más de 50 horas de negociaciones, el entonces lehendakari, José Antonio Ardanza, Xabier Arzalluz (PNV), Txiki Benegas (PSE-PSOE), Kepa Aulestia (EE), Inaxio Oliveri (EA), Alfredo Marco Tabar (CDS) y Julen Guimón (AP) firmaron un pacto que centraría la política vasca durante los diez años siguientes.
Los firmantes del acuerdo compartían la necesidad e importancia de una acción policial que contribuyera a la erradicación del terrorismo, a la protección de los principios que conforman la convivencia democrática y a la prevención de atentados y la persecución de sus autores; instaba a ETA a renunciar a la vía armada y a HB a reanudar su actividad parlamentaria legitimándose como opción política; respaldaba las políticas de reinserción de los "arrepentidos" y los procesos de diálogo si existiera una intención seria por parte de ETA de abandonar las armas.
La Mesa de Ajuria Enea pasó por varias fases. Desde la firma del Pacto hasta 1992, las posiciones fundamentales fueron las de la firmeza frente a ETA y de aislamiento de Herri Batasuna.
Tras esa fase de movilización social contra el terrorismo, el Pacto entró en crisis, entre 1992 y 1995, con el conflicto por el cambio del trazado de la autovía de Leizarán, las conversaciones entre el PNV y HB y la oposición del PP a la reinserción de presos de ETA.
Entre 1995 y 1998 se intentó una "segunda fase" del pacto que culminó con la elaboración por parte del lehendakari Ardanza de una propuesta de acuerdo sobre el final dialogado de la violencia, en la que abogaba por alcanzar inicialmente un acuerdo entre los partidos para luego dirigirse a HB, un diálogo que sólo sería posible con una tregua "ilimitada" de ETA.
Este documento fue debatido el 17 de marzo de 1998, sin que los partidos llegaran a un acuerdo al respecto y al concluir esa reunión, el entonces presidente de EA, Carlos Garaikoetxea, ya anunció que la Mesa había quedado en "vía muerta".
La unidad de los partidos frente al terrorismo quedaba rota y constitucionalistas y nacionalistas iniciaron una senda prácticamente divergente en esta materia que en septiembre de ese año culminó con Pacto de Lizarra.