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Polémica energética

¿Qué es el fracking?

Es una técnica para extraer gas natural del subsuelo. Para ello, utilizan aditivos químicos agresivos para la salud y para el medioambiente.

Imágen de una plataforma para la extracción de gas mediante la técnica del fracking. Foto: EITB.
Imágen de una plataforma para la extracción de gas mediante la técnica del fracking. Foto: EITB.
Imágen de una plataforma para la extracción de gas mediante la técnica del fracking. Foto: EITB.

Redacción

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El fracking o fractura hidráulica es una técnica para extraer gas natural de yacimientos no convencionales. Para extraer el gas atrapado en la roca hay que perforar en vertical hasta alcanzar la formación rocosa buscada, que suele encontrarse entre unos 1.000 y 5.000 metros de profundidad y, una vez alcanzada, excavar en ella horizontalmente entre unos 1.500 y 3.000 metros.

En ese momento, se bombea a gran presión millones de litros de líquido de fragmentación. El agua, mezclada con arena (98%) y una serie de productos químicos (2%), perfora la roca en la que se encuentra el gas natural. El gas se libera y asciende a la superficie junto al agua y los componentes químicos a través de la tubería. Estas detonaciones pueden producir terremotos.

Junto con el gas y los químicos, el líquido vuelve a la superficie arrastrando a menudo sustancias peligrosas, incluso radiactivas. Metales pesados, como el mercurio o el plomo, llegan a la superficie, generando riesgos para la salud. Esta agua residual es acumulada en balsas o depósitos en la superficie.

Problemas medioambientales

Las impermeabilizaciones, tuberías y barreras pueden fallar; o bien la lluvia puede hacer que las balsas se desborden, por lo que es fácil que el agua se derrame y se filtre al entorno.

Para extraer una gran cantidad de gas mediante la fractura hidráulica es necesario realizar varios pozos, ocupando grandes extensiones de terreno e inyectando en ellos millones de litros de agua cargada con químicos y tóxicos.

Ésta técnica de extracción de gas lleva años aplicándose en varios países, sobre todo en Estados Unidos, donde se han encontrado una serie de problemas derivados a este tipo de explotaciones. Así, se ha constatado que este proceso conlleva una serie de impactos ambientales, entre ellos, contaminación de las aguas subterráneas, contaminación atmosférica, emisión de gases de efecto invernadero (metano), terremotos (sismicidad inducida), contaminación acústica e impactos paisajísticos, entre otros.

En 2011, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo emitió un informe concluyendo que con la fracturación hidráulica se produce una «emisión de contaminantes a la atmósfera, contaminación de las aguas subterráneas debido a caudales de fluidos o gases provocados por escapes o vertidos, fugas de líquidos de fracturación y descargas no controladas de aguas residuales, así como la utilización de más de 600 productos químicos para liberar el gas natural».

En Europa se han declarado moratorias o prohibiciones a la fractura hidráulica, como por ejemplo en Francia, Bulgaria, Irlanda, Rumanía, República Checa, o en algunos estados alemanes. En otros, como Austria, se han impuesto límites ambientales muy severos para el uso del fracking.

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