Salou no volverá a acoger una nueva edición del Saloufest

Salou ya no acogerá más el polémico festival de universitarios británicos Saloufest, que se celebraba la semana anterior y posterior a la Semana Santa, por la presión institucional en los dos últimos años, informa la empresa organizadora, Ilovetour.

El operador informa de que a lo largo de los 16 años de celebración ininterrumpida del festival ha aportado más de 100.000 clientes, con un impacto de 5 millones anuales durante la temporada baja.

Sin embargo, la presión del Ayuntamiento de Salou y de la Generalitat durante los dos últimos años han hecho "prácticamente inviable realizar programas para el segmento del turismo juvenil en la región".

Ilovetour ha tratado de trasladar el festival a Lloret de Mar (Girona), aunque las negociaciones con las autoridades no han prosperado por lo que no se celebrará tampoco en esa localidad.

Protestas y sanciones

Los organizadores señalan que en Salou, aparte de la presión mediática, las empresas colaboradoras han recibido una "preocupante cantidad de inspecciones administrativas" simplemente por su colaboración con el evento.

También denuncian "presiones" que han sufrido los estudiantes de más de cien universidades del Reino Unido al "ser tratados en diversas ocasiones de manera intimidatoria por la policía", con multas "por acciones inofensivas y dentro de la legalidad vigente".

La Generalitat anunció el pasado mes de abril que retiraría los sellos y certificaciones de la Agencia Catalana de Turismo (ACT) a las empresas que ofrecieran el denominado "turismo de borrachera", según dijo la directora general de Turismo, Marian Muro.

Este año, la Policía Local de Salou detuvo a tres estudiantes del Saloufest por agresiones, e impuso más de 40 sanciones solamente en la primera de las tres tandas de que constaba el Saloufest cada año, un festival que ha vivido en su historia un par de acusaciones de violación y lesiones por la práctica del 'balconing' en las habitaciones de los hoteles participantes.

Asimismo, han sido numerosas las quejas vecinales por el ruido y las borracheras de los estudiantes, que se disfrazaban cada noche y consumían alcohol, cantaban y orinaban en la vía pública, donde también destrozaban mobiliario urbano o se peleaban entre ellos o con otros turistas.