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Hombre de Loitzu

"El cadáver estaba perfecto, largo, estirado y con las manos encima del vientre"

EITB Media

Ya ha pasado un mes desde que se hiciera público el descubrimiento arqueológico que ha revolucionado el Valle de Erro. "Hace 11 000 años ya había gente aquí, es muy bonito".

  • Espeleólogos con la foto del Hombre de Loitzu

    Espeleólogos con la foto del Hombre de Loitzu

    9:02 min
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Ha pasado un mes desde que la presidenta del Gobierno de Navarra María Chivite, junto a investigadores arqueológicos y catedráticos subiera hasta el pueblo de Loitzu, para dar a conocer que el esqueleto que los espeleólogos encontraron en la cueva-manantial del municipio, es el más antiguo de Navarra, con más de 11 700 años.

"Boulevard Informativo" de Radio Euskadi de la mano de Aritz Agirre, ha vuelto a esta zona prepirenaica, azotada por la despoblación, para ver qué revuelo y qué efecto ha generado semejante descubrimiento.

A 40 kilómetros de Pamplona, tras cruzar el sinuoso puerto de Erro, se llega al concejo de Aintzioa-Loitzu, que entre los dos pueblos no suman más de 30 habitantes. La ilusión y a su vez el trasiego de periodistas, espeleólogos, técnicos e investigadores, han alterado la tranquilidad y la vida solitaria que entre semana reina en la zona. Alterar en el buen sentido de la palabra, porque el sentimiento común es el de alegría y orgullo. "Hace 11 000 años ya había gente aquí, es muy bonito" ha declarado una vecina del pueblo.

Alfredo Goiena, vecino de Aintzioa, ayudó a los espeleólogos del Grupo Sakon Espelologia Taldea que encontraron el esqueleto, al enseñarles todas las simas de la zona. Es el único habitante del pueblo que ha visto in situ el esqueleto en la cueva-manantial Errotalde I. Un cadáver que es de entre el pleistoceno y el holoceno, y eso que como dice Alfredo, "le mire a los dientes y digo, para mi quisiera esos dientes". Cuando le dijeron que edad tenía el esqueleto le pareció "estupendo".

"El cadáver estaba perfecto, largo, estirado, con las manos encima del vientes, medía 1,60 o así" recuerda Alfredo Goiena.

El espeleólogo Oscar Sicilio estaba presente cuando encontraron el esqueleto y ha explicado que se tuvo que acondicionar la cueva con "cuerdas, colchonetas y balizar el camino para que nadie se perdiera". "Fue muy muy emocionante".

El cuerpo estaba en un sitio "muy recóndito de la cueva. Debieron de entrar por otra cavidad" que están intentando encontrar, puesto que en esa segunda entrada puede haber "restos cerámicos, óseos..."