Entrevista
Entrevista en Radio Euskadi
Blázquez, sobre el asesinato de Miguel Ángel: "Las conciencias más tibias terminaron diciendo 'basta ya'"
Mikel Domínguez | EITB Media
Ricardo Blázquez, que fue obispo de Bilbao en 1997, asegura que el secuestro y asesinato por parte de ETA de Miguel Ángel Blanco fue una "sacudida de la conciencia de todos, también de los más tibios".
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Ricardo Blázquez. Foto de archivo: EFE
15:42 min
Euskaraz irakurri: Blazquez, Miguel Angel Blancoren hiletako gotzaina: "Kontzientzia epelek ere 'aski da' esan zuten"
Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao durante el secuestro y asesinato por parte de ETA de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua, ha recordado en Boulevard de Radio Euskadi la "sacudida de la conciencia de todos" que supuso aquel acontecimiento.
El actual arzobispo de Valladolid ofició el funeral de Blanco en la parroquia de Ermua, una misa a la que acudió la familia, autoridades y líderes políticos, incluido el entonces príncipe Felipe, y que estuvo acompañada de "calles abarrotadas de personas", reflejo de lo que había sucedido en la sociedad vasca. "Las conciencias más tibias e indecisas terminaron reaccionando y diciendo 'así no podemos continuar, basta ya'", cuenta Blázquez.
Según el obispo, el funeral transcurrió "con respeto, en un clima de adoración" y también de "preocupación". La escenificación que llevó a cabo ETA, que secuestró a Blanco y "puso plazo a su asesinato", fue "una especie de sacudida de la conciencia de todos, también de los más tibios". "'Hasta aquí hemos llegado, no puede ser, esto tiene que cesar'", dijo la sociedad, donde se produjo "un cambio colectivo, de actitud inequívoca en el rechazo sin ambages ni ambigüedades a la violencia".
Blázquez ha comparado el "silencio" con el que se había vivido anteriormente la actividad de ETA con el "grito" de aquellos días. "A años vista, fue un acontecimiento que marco la conciencia de la sociedad para con mayor decisión", explica.
El anuncio de ETA de que "renunciaba al ejercicio de la violencia", más de una década más tarde, fue un "alivio" para la sociedad. El religioso espera que se llegue a la reconciliación, para la que hace falta "reconocer los fallos". Si hubo conveniencias ambiguas, eso tiene que ser purificado en el corazón", asegura.