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"Urtzen" desemboca en los cines: "Siendo tan pequeña, ya me ha dado muchísimo"

Natxo Velez | EITB Media

La película experimental del director Telmo Esnal, rodada durante el confinamiento, llega este viernes, 23 de abril, a las salas comerciales tras haber sido proyectada y premiada en el Zinemaldia.  

  • Telmo Esnal

    Telmo Esnal, director de "Urtzen"

Euskaraz irakurri: "Urtzen" zinemetan itsasoratuko da: "Hain txikia izanik, asko eman dit dagoeneko"

Pocas cosas provechosas se pueden sacar de una pandemia, sin duda; quizás de lo poco que se puede salvar de esta tragedia es que quien más quien menos ha tenido la oportunidad de parar y tiempo y motivos para la reflexión.

El cineasta Telmo Esnal (Zarautz, 1966), por ejemplo, ha podido llevar materializar un proyecto que en su día había quedado en agua de borrajas, la película "Urtzen". “Pablo Azkue se acercó a mí hace mucho con el cuento Ur pero no lo leí en aquel momento porque estaba inmerso en Dantza y no me gusta mezclar ideas”, nos cuenta Esnal.

“Cuando acabé Dantza leí la historia y me interesó mucho su visión acerca del mundo, la unión que plantea entre el agua, más concretamente el mar, y la conciencia. Habla de que nuestro cuerpo consta de Ur y de Lur. Decidí grabarle explicando todo esto, pero no sabía cómo darle forma a ese material porque no quería que fuera una producción al uso. Y fue en pleno confinamiento cuando surgió la idea de cómo contarlo. A partir de ahí, fue un trabajo muy rápido: pensar y hacer”.  

Y ahora, después de haber pasado por el Zinemaldia y recibir en la cita donostiarra el Premio Lurra de Greenpeace, llega a los cines esta película-collage producida por Atera Films que mezcla imágenes cotidianas, metacine sobre el propio proceso de la película, un cuento fantástico y reflexiones sobre la existencia humana. Llega, además, el día después del Día Internacional de la Madre Tierra. “Es gracioso”, comenta Esnal, “empezamos a reivindicar Urama, la Madre Agua, el Día de la Tierra. Aquí estamos”.

“Urtzen”, una película artesanal, desemboca en el abisal y prácticamente insondable océano de los cines comerciales: “Cuando empiezas un proyecto, tenga la envergadura que tenga, siempre piensas en llegar al máximo de gente posible. Somos muy conscientes de que es una película pequeñita, pero que es tan bonita como pequeñita. Es atípica, pero creemos que el mensaje, que es lo que importa, cala en el espectador”.

Un espectador que Esnal desea emocionar, además de que “piense en qué somos, dónde estamos y la relación que tenemos con nuestro entorno”. “De momento tengo muy buenas sensaciones por parte del poco público que la ha podido ver. Urtzen, siendo tan pequeña, ya me ha dado muchísimo”, afirma.