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cultura

Disco de la semana

Blood Red Shoes: 'Fire like this'

Korova

'Fire like This' es el segundo disco largo de Blood Red Shoes

Brighton es una ciudad portuaria al sur de Inglaterra que, en 1964, inauguró la era de las tribus urbanas gracias a su ingeniosa ocurrencia de juntar mods y rockers en una misma playa para destrozarse mutuamente. Corriendo el tiempo, Brighton prefirió recuperar su carácter pacífico alojando ejércitos de jubilados en sus vacaciones, atraídos por algo que sólo los ingleses pueden considerar buen tiempo. La conclusión de todo esto es que Brighton es uno de los tres vértices de ese infernal triángulo que, junto a Benidorm y Miami, domina la Tercera Edad Internacional.

Sin embargo, el plácido Brighton conserva la herencia de las batallas entre tupés y flequillos; Blood RedShoes son tan rabiosos como un choque entre fans de Small Faces y Vince Taylor, y mucho más divertidos…Formados en 2005, Laura-Mary Carter y Steven Ansell se dicen fans de Pixies, Sonic Youth, Fugazi y PJ Harvey, aunque siempre se cuidan de mirar para otro lado cuando les mencionan a White Stripes. Blood Red Shoes, como los Stripes, son un dúo de guitarra-percusión, y no hay que ser muy listo para reparar en que, si Jack y Megan White no hubieran editado White Blood Cells, tal vez nadie se hubiera fijado en ellos.

Fire like This es el segundo disco largo de Blood Red Shoes, un manual de guerrilla pop en 10 capítulos por el que desfilan algunas de esas influencias acuñando un sonido híbrido entre la música norteamericana de los 90 y el entorno brit en el que crecieron. El single "Light It up" suena como un choque entre Babes in Toyland y el sonido británico de la misma época -con unas saludables gotas hardrockeras-, y como él hay un buen puñado de canciones ("Heartsink", "Keeping It Close", "Colours Fade"…) en que Blood Red Shoes consiguen superponer oleadas de ruido a unas melodías de apariencia ingenua. Cuando se relajan resulta que también son capaces de hacer canciones redondas ("When We wake", "Folow the Lines"), y al final todo se completa con un poder rítmico que puede sostener piezas de rock alternativo de manual ("It is happening again", "Count Me out", "One more Empty Chair") y avalanchas de feedback con la misma solidez. De acuerdo, no son los Stripes, pero pueden golpearte igual.

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