Economía -

Para financiar las pensiones

El Gobierno francés retrasa la edad de jubilación

El texto presentado coincide exactamente con las grandes líneas anunciadas hace un mes, en las que ya se contemplaba elevar la edad de jubilación, que pasará de los 65 a los 67 años.

Redacción

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El Gobierno francés ha adoptado hoy la reforma de las pensiones, que retrasa en dos años la edad de jubilación (de 60 a 62 la voluntaria), y ha insistido en que sólo aceptará cambios mínimos en su plan porque el objetivo es equilibrar la financiación del sistema para 2018.

"No es una reforma ni de derechas ni de izquierdas, es una reforma de las pensiones" cuyo objetivo es "reequilibrar" y "salvaguardar el modelo francés por reparto", ha subrayado el ministro de Trabajo, Eric Woerth, al presentar el texto una vez aprobado por el Consejo de Ministros.

El texto presentado hoy coincide exactamente con las grandes líneas anunciadas hace un mes, en las que ya se contemplaba elevar la edad de jubilación, que pasará de los 65 a los 67 años también progresivamente de aquí a 2018 para tener derecho a una pensión completa sin penalizaciones.

Ese retraso debería permitir cubrir un 44% de los 32.000 millones de euros de déficit del sistema de pensiones previsto si no hubiera reforma, y por ello el presidente francés subrayó anoche que ese punto es innegociable, como también la equiparación del nivel de cotización de los funcionarios con la de los trabajadores del sector privado, de forma que subirá del 7,85% actual al 10,55%.

Sarkozy no sólo fijó las "líneas rojas" que no está dispuesto a franquear en esta gran reforma de su mandato, que debería ser adoptada de forma definitiva por el Parlamento antes de la remodelación de su Gobierno programada para finales de octubre.

Protestas

También advirtió de que las protestas organizadas por los sindicatos, y en particular la jornada de movilización del 7 de septiembre, no le harán cambiar por masivas que sean, aunque dejó espacio para la negociación en las próximas semanas.

En el mismo momento en que el Ejecutivo adoptaba la proposición legislativa, los líderes sindicales se han concentrado delante del Ministerio de Trabajo en París para reiterar su oposición y denunciar los llamamientos al diálogo de Sarkozy, inconsistentes a su juicio a la vista de su posición inflexible.

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