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ANÁLISIS

Jerusalén, una capital dividida

Israel lleva años intentando conseguir que la comunidad internacional reconozca a Jerusalén como su capital.

Ivanka Trump e la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén. Foto: EFE
Ivanka Trump e la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén. Foto: EFE
Ivanka Trump e la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén. Foto: EFE

Imanol Butron Alonso (*)

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Euskaraz irakurri: Jerusalem, hiriburu zatitua

Israel lleva años intentando conseguir que la comunidad internacional reconozca a Jerusalén como su capital. El pasado lunes vio como sus deseos estaban un poco más cerca cuando Ivanka Trump, en nombre de su padre, Donald Trump, junto al secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, destaparon la placa que daba inicio a una histórica ceremonia en la que se celebró el traslado de la embajada americana. El proceso tardará en completarse entre 5 y 10 años, porque además de tener que construir el nuevo edificio tendrán también que trasladar a Jerusalén todos los servicios que hoy en día su legación diplomática presta en Tel Aviv.

Estados Unidos se convirtió así en el primer país en tener representación diplomática en Jerusalén desde 2006. Después de ese año la comunidad internacional pidió a los países que retiraran su representación en solidaridad con los países árabes que denunciaban la ocupación de sus territorios.

La fecha que eligió Washington no fue aleatoria ni mucho menos. El 14 de mayo es el día en el que Israel celebra la fundación de su Estado, y anualmente conmemoran la “reunificación” de la ciudad tras la guerra de los Seis Días. El pasado 14 de mayo, aprovechando que se cumplieron 70 años de aquel acontecimiento, EE.UU dio el pistoletazo de salida al proyecto de traspaso de embajada.

Por su parte, los palestinos conmemoran un día más tarde la denominada Nakba (Catástrofe), un acontecimiento para rememorar la expulsión de sus tierras como consecuencia de la primera guerra árabe-israelí (1948-1949), motivada por el rechazo de los países árabes a aceptar un estado judío en la región. Este suceso deja cada año varios muertos y además, en esta ocasión, coincidió con el último día de la llamada "Marcha del Retorno", una multitudinaria protesta palestina a favor de los miles que han sido expulsados de sus hogares.

Todos estos acontecimientos llevaron a que los palestinos convocaran una huelga general. Debido a estas protestas, Palestina está viviendo desde principios de semana unas jornadas de máxima violencia por parte del Estado de Israel en la que el Ejército ha matado a 60 personas, entre ellos al menos seis niños, y ha dejado más de 2.700 heridos.

Israel gana Eurovisión

Otro intento de legitimar a Jerusalén como capital de Israel se vio pocos días antes en Eurovisión, el famoso concurso televisivo. Netta Barzila fue declarada ganadora por el jurado popular y con ella era la cuarta vez que Israel se proclamaba campeona de ese certamen musical. Un día después de la victoria, Benjamin Nentanyahu, el primer ministro israelí, utilizó la tradicional expresión judía “el próximo año nos vemos en Jerusalén”. Hay que recordar que tradicionalmente el país ganador del festival obtiene el derecho a ser la primera opción para ser elegido como la próxima sede.

Israel, como Estado soberano, es libre de decidir dónde organiza la edición de 2019, pero el hecho de que lo haga en una capital que lleva años en disputa no deja de constituir una estrategia para lograr el objetivo de que el mundo identifique a Jerusalén como la capital del Estado judío, sin importar el conflicto que eso está generando en el mundo árabe.

Esta escena nada tiene que ver con la imagen de hace 20 años, cuando Dana International ganó Eurovisión para Israel y muchos palestinos lo celebraron casi como si hubiera sido una victoria propia. Este pasado sábado, en cambio, las calles de Jerusalén Este guardaban completo silencio, mientras que en las del Oeste la fiesta no acabó hasta altas horas de la madrugada.

Así las cosas, la victoria en Eurovisión con una canción que no está exenta de mensajes progresistas en contra del machismo y a favor del respeto a la diferencia no encubre los problemas que sigue presentando el Estado hebreo. Israel, como ya se ha podido ver, ha empezado ya a aprovechar la difusión del Festival para lograr que la Ciudad Santa sea reconocida como la capital de Israel por toda la comunidad internacional.

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