Política -
10 años sin 'Egunkaria'
'En Madrid se dieron cuenta de que habían ido demasiado lejos'
eitb.com repasa con el exdirector de 'Egunkaria' Martxelo Otamendi el cierre del diario cuando se cumple su décimo aniversario.
I.H.
¿Cómo recuerda aquel día y todo lo que sucedió hasta que quedaron en libertad? ¿Qué es lo que más recuerda?
Me viene a la cabeza el momento en el que entraron en mi casa, dieron un golpe en la puerta y gritaron "¡Abran, Guardia Civil!". Abrí la puerta en pijama, y cuando vi a los guardias civiles me asusté. Miraron la casa, y cuando comprobaron que no había peligro, el secretario judicial entró y me dijo que estaba detenido por ser miembro o colaborador de banda armada, que estaba incomunicado y que tenían orden de clausurar Euskaldunon Egunkaria. En ese momento vi que tiraban por la borda el trabajo que muchas personas habían hecho durante muchos años, la ilusión, el esfuerzo y el dinero de muchos años, todo se iba por la borda. También recuerdo los cinco días incomunicado en manos de la Guardia Civil y sin ningún tipo de derecho, el recibimiento de la gente al salir de la cárcel... La lista es interminable.
Diez años después, y viendo todo lo que ha sucedido, ¿qué conclusiones saca?
El Gobierno español nos quiso dar un aviso a los vascos. Era el año 2003, y en el diccionario de los políticos de Euskal Herria entraban conceptos políticos como 'autodeterminación' o 'derecho a decidir', también se estaban dando los primeros pasos del Plan Ibarretxe. El Gobierno español tenía que cortar aquello, y nos utilizaron para dar un aviso, para hacer lo que nadie se esperaba: cerrar Euskaldunon Egunkaria y detener, incomunicar y torturar a sus directivos, para que los vascos tuvieran claro qué les sucedería si continuaban por ese comino.
¿A quiénes citaría, con nombres y apellidos, como protagonistas, por ambas partes, de esta historia?
Los detenidos, los trabajadores de Egunkaria, los euskaltzales, los familiares, los medios de comunicación, la gente que nos apoyó... También el ministro [del Interior Ángel] Acebes, el juez [de la Audiencia Nacional Juan] Del Olmo, los guardias civiles...
¿Cuál cree que fue el objetivo de aquella operación?
Como he comentado antes, dar un aviso a los ciudadanos: "Estamos dispuestos a hacer cualquier cosa para que cedáis en vuestras reivindicaciones".
¿El cierre de Egunkaria fue la consecuencia de un ambiente que estaba tomando fuerza?
El cierre de Egunkaria fue la consecuencia de una decisión tomada por la Guardia Civil, con el visto bueno del Gobierno. En aquella época había violencia, tanto por parte del Estado español como de ETA, pero yo no veo el cierre en esa clave, no fue una respuesta ante la violencia de ETA, veo el cierre en clave política.
La respuesta de la sociedad fue impresionante. ¿Cree que el Gobierno tomó en cuenta aquel mensaje?
La estrategia de la Guardia Civil era meter miedo, no se iba a terminar con Egunkaria, pero viendo la reacción [de la sociedad], se dieron cuenta de que habían ido demasiado lejos. En 1998 cerraron Egin y Egin Irratia, pero, desgraciadamente, la reacción no fue tan grande, y entonces, en 2003, cerraron Egunkaria y obtuvieron una respuesta que no esperaban. El cierre de Egunkaria asustó a mucha gente, mucha gente se dio cuenta de que después llegarían otras cosas, es decir, un proyecto educativo, algunas entidades financieras y un modelo empresarial, y que había que aprovechar lo de Egunkaria para construir una muralla firme. Alguien en algún despacho de Madrid se dio cuenta de que ese era el camino equivocado.
La absolución, el reconocimiento en Europa de que no se investigaron las denuncias de torturas... Analizando todo lo que ha sucedido, ¿cree que el debilitamiento de la imagen de la justicia española es una de las consecuencias?
La justicia española ya estaba bastante desprestigiada, sobre todo viendo las cosas que han sucedido en nuestro país, pero el cierre de Egunkaria sirvió para que algunos abrieran los ojos, tanto por los casos de torturas como por la actuación judicial.
La pieza económica del caso Egunkaria sigue abierta. ¿Esperan un final feliz?
Ha habido dos casos: el del cierre de Egunkaria y la pieza económica. El caso del cierre de Egunkaria terminó con la absolución, pero después de celebrar un juicio. Ahora estamos atentos a la pieza económica, y tenemos que conseguir que no se celebre el juicio, porque el caso no tiene ni pies ni cabeza.
¿El proyecto de un periódico en euskera bebe todavía de la fuerza generada por el caso Egunkaria?
Nuestra fuerza es el valor de nuestra gente: trabajadores, compradores, lectores, accionistas, colaboradores, el pequeño comerciante que compra un anuncio, la empresa grande... Ese cosmos es el que nos da la vida, y sin él no seríamos nada.
¿Cree que podría suceder de nuevo algo parecido?
Faltan garantías, garantías estructurales. Seguimos en manos de la Guardia Civil, la Policía Nacional y los jueces, nosotros y nuestro pueblo, y mientras sigamos así, no habrá garantías. Estaremos supeditados a las estrategias de cada momento, porque el problema es estructural. No creo que haya posibilidades de que se repita algo parecido, pero la olla se pone a prueba poniéndola en el fuego, y en nuestro pueblo también sucederá así. Según qué camino político escoja nuestro pueblo, veremos qué hacen las estructuras del Estado español con nuestra olla.