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Protección del Suelo 2030

El Gobierno Vasco aprueba la primera Estrategia de Protección del Suelo de Euskadi

La Estrategia cuenta con 69 actuaciones y busca lograr suelos saludables para la biodiversidad y las personas en Euskadi, además de una degradación neta cero para mitad de siglo.

Bosques de Artikutza. Foto: Txomin Rezola.
Bosques de Artikutza
Bosques de Artikutza. Foto: Txomin Rezola.

N. B. | EITB MEDIA

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Euskaraz irakurri: Eusko Jaurlaritzak Euskadiko Lurzorua Babesteko 2030erako Estrategia onartu du

El Gobierno Vasco ha aprobado la primera Estrategia de Protección del Suelo de Euskadi 2030, y ha definido 69 acciones como base de partida para evitar, a través de la gestión sostenible del suelo, la degradación de este medio y garantizar su conservación en términos de salud para la biodiversidad y las personas.

El Consejo de Gobierno ha aprobado este martes esta estrategia que supera la tradicional visión de trabajo en suelos contaminados. Entre las actuaciones previstas, está poner en marcha una política de recuperación y reutilización de suelos vacantes degradados o la reutilización y valorización de tierras excavadas en emplazamientos que han soportado actividades potencialmente contaminantes del suelo.

 

La Estrategia, coordinada por el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco y en la que han tomado parte numerosas entidades, asume que las actividades humanas afectan a la calidad del suelo y que el desarrollo social y económico conlleva inevitablemente su utilización. En este contexto, se marcan dos grandes objetivos; por un lado, minimizar su ocupación, a través de la valorización de los suelos ya antropizados, es decir, modificados por la actividad humana y, por otro lado, compensar los efectos del uso de suelo virgen, sin olvidar la necesidad de restaurar los suelos sometidos a procesos de degradación.

La Estrategia de Protección del Suelo de Euskadi 2030 cuenta además con otros cinco objetivos estratégicos que son: la reducción del consumo de suelo; la gestión de su ocupación; la protección de impactos perjudiciales; la restauración de los suelos degradados con el objeto de recuperar las funciones que le son propias teniendo en cuenta su ubicación; y la protección a través de la gestión y su uso sostenible por profesionales formados para ello y por una ciudadanía sensibilizada.

La Estrategia también fija la visión de que todos los suelos de Euskadi sean gestionados para el año 2050 de forma sostenible, garantizando así la salud y las funciones del suelo a largo plazo, para su uso por las generaciones futuras.

Para alcanzar este objetivo, el presupuesto operativo recogido para el periodo 2022-2030 asciende a 137,5 millones de euros, cifra que se destinará al desarrollo de las 69 actuaciones previstas en el documento.

Diagnóstico del suelo en Euskadi

Para la elaboración de esta estrategia se ha llevado a cabo un diagnóstico preliminar del estado de los suelos de Euskadi que pone de manifiesto la amenaza que supone la erosión para los suelos de Euskadi y la necesidad de incorporar los condicionantes de la erosión a cualquier política de intervención o gestión del territorio. Se recoge, asimismo, que deben estabilizarse o incrementarse las reservas de materia orgánica de los suelos de Euskadi como elemento estratégico, no sólo para mejorar la salud de los suelos y su resiliencia frente al cambio climático, sino también para contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero.

Otro dato que se extrae del diagnóstico es que el 20 % del total de los emplazamientos potencialmente contaminados inventariados ha vuelto al mercado una vez que se ha intervenido sobre ellos para garantizar su calidad y seguridad.

Por otro lado, se pone de manifiesto la necesidad de prestar especial atención a 1568 hectáreas de terreno con aguas subterráneas. Por último, el aumento de los periodos de sequía, previstos de acuerdo con los escenarios regionales de cambio climático para Euskadi, podría incrementar el riesgo de desertificación, en distinta medida, en la totalidad del territorio, si bien el sur de Álava es la zona que mayor riesgo presenta. Al mismo tiempo se espera un incremento teórico de los deslizamientos como consecuencia del aumento de precipitaciones extremas debidas al calentamiento global y a una mayor influencia humana.

Plan de acción con 69 actuaciones

Entre las actuaciones previstas, está poner en marcha una política de recuperación y reutilización de suelos vacantes degradados que permita la recuperación de 400 hectáreas de suelos contaminados. La acción conjunta de las organizaciones públicas, Sprilur e Ihobe, está impulsando la recuperación de los principales suelos contaminados históricos. Tal es el caso, en Bizkaia, de algunas áreas de Santurtzi, de Burtzeña en Barakaldo, de Inama en Muxika, y de Playa Barri o Sakoni en Erandio. En Gipuzkoa, La Herrera en Pasaia, Oikia en Zumaia o Arcelor Mittal en Zumarraga. 

Desde la perspectiva de economía circular es necesario promover la reutilización y valorización de tierras excavadas en emplazamientos que han soportado actividades potencialmente contaminantes del suelo, teniendo en cuenta criterios de compatibilidad de la calidad del suelo.  Uno de estos casos es el que se está llevando a cabo en Ibarzaharra, en Trapagaran y Sestao. Tras la recuperación del emplazamiento de las antiguas instalaciones de la Babcock-Wilcox para promover nuevas actividades, ha sido necesario elevar la cota de terreno aproximadamente 3 metros, principalmente por razones de inundabilidad. Para conseguir elevar esa cota, parte de las tierras utilizadas ha tenido origen en la reutilización de tierras excavadas excedentes de proyectos de otros emplazamientos que han soportado actividades potencialmente contaminantes del suelo, evitando que su destino sea su deposición en vertedero.

Otro aspecto importante es el potencial del suelo para abordar el reto del cambio climático, por su capacidad de absorción de carbono a través del suelo. Desde Neiker se está trabajando en la cuantificación del carbono absorbido en el suelo, después de implantar medidas activas para mejorar su fijación de carbono. Ejemplo de estas medidas son la regeneración de espacios periurbanos, como es el caso de Tonpoi en Bermeo, la renaturalización de la presa de Artukitza en San Sebastián o las distintas parcelas en las que se están interviniendo en el parque agroecológico de Aramangelu/Basaldea, en Vitoria-Gasteiz.

Por último, el despliegue de la estrategia desde los ámbitos transversales conllevará la puesta en marcha de una red de seguimiento de la salud del suelo partiendo de la elaboración de un mapa de suelos de Euskadi, así como campañas y actuaciones para sensibilizar e implicar a la sociedad en su conjunto en la gestión sostenible del suelo.

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