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ARRANTZA

Salaberria: "También hay hombres rederos, pero sus condiciones siempre han sido mejores"

Edurne Salaberria comenzó a ejercer como redera hace 40 años. Aprendió el oficio en Pasaia, y tras pasar varios años en San Sebastián, actualmente trabaja en el puerto de Hondarribia. Reconoce que poder jubilarse antes es una "noticia alentadora", pero sus reivindicaciones van mucho más allá.

Edurne Salaberria, tejiendo redes. Foto: Edurne Salaberria
Edurne Salaberria, tejiendo redes. Foto: Edurne Salaberria
Edurne Salaberria, tejiendo redes. Foto: Edurne Salaberria

IDOIA ALBERDI ETXANIZ | EITB MEDIA

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Euskaraz irakurri: Salaberria: "Gizon saregileak ere badaude, baina arrantzaleen baldintzak izan dituzte beti"

Trabaja a pie de muelle y en posturas forzadas, casi siempre sin un horario fijo. Acaba su jornada con las manos y la espalda doloridas. Toda una vida dedicada a trabajar en el puerto a vista de todos, pero siempre a la sombra del resto de profesionales del mar.  "No creo que con 67 años sea capaz de trabajar en estas condiciones. Es un oficio muy duro", reconoce la redera pasaitarra Edurne Salaberria.

Comenzó con 14 años a trabajar como redera en Pasaia, y derrocha pasión al hablar sobre su profesión. Reconoce que es un oficio duro abocado a desaparecer ante la falta de relevo, pero disfruta tejiendo redes, pasando el hilo nudo a nudo. Esta semana, a sus 54 años, ha recibido la noticia por la que tanto ha luchado junto a sus compañeras. Podrá jubilarse antes de lo que tenía previsto, tras la nueva regulación de la pesca que quiere impulsar el Gobierno de España. Los hombres del sector ya gozan de este derecho desde hace muchos años, por lo que las mujeres lo ven como "un logro histórico" en el camino hacia el fin de la discriminación. "Sin embargo, aunque esta era una de nuestras reivindicaciones más importantes, no es la única. Queremos conseguir que los salarios sean fijos. También hay hombres rederos, pero estos siempre han tenido las condiciones de los pescadores, aunque no salgan a la mar como nosotras", explica.

Hace dos décadas que decidieron organizarse creando la Asociación de Rederas de Euskal Herria. Visibilizar a las mujeres en el sector pesquero, el reconocimiento de su oficio y unas condiciones dignas. Objetivos que se marcaron al inicio de su lucha y que están alcanzando poco a poco. No es hasta el año 2012 cuando se reconoce la profesionalidad de las rederas vascas. Actualmente, es necesaria una titulación oficial para ejercer de redera, una certificación que se puede obtener en los cursos que organiza el Gobierno Vasco a través de Lanbide. "Conseguimos que las instituciones reconocieran nuestra profesión y que a través de los cursos se diera oficialidad a la profesión. Ha sido un paso muy importante para nosotras ", añade Salaberria.

Al igual que muchos oficios artesanales, la falta de relevo generacional es a día de hoy uno de los principales quebraderos de cabeza de las trabajadoras del sector. Ahora, con el adelanto de la edad de jubilación, Salaberria cree que se abre una puerta a la esperanza. "La medida podría ayudar para atraer a la población joven, pero hacen falta más mejoras. Es necesario estabilizar los salarios. Casi todas las mujeres que ejercen de rederas, 'neskatilas' o empacadoras — unas 100 en Euskal Herria — son autónomas, y aunque cada una acuerda sus condiciones, son muy pocas las que tienen un salario fijo durante todo el año", matiza.

A pesar de la dureza del oficio,  Salaberria recalca que es un "oficio que engancha". "Desde fuera, puede parecer que siempre estamos haciendo lo mismo, pero no, cada agujero, cada rasgado es diferente". Lo que aparentemente parece "estresante", dice, "es un chute de adrenalina".  Por todo ello, le gustaría culminar su carrera profesional como redera, "pero, con unas condiciones dignas".

 

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