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Violencia de género

Amaia: "¿Por qué no es él el que lleva escolta?"

O.V. | EITB Media

Testimonio de una víctima de violencia machista que vive con protección durante las 24 horas del día por miedo al que fuera su marido. Amaia denuncia que su expareja se salta la orden de alejamiento continuamente "y no ha pasado nada". "Judicialmente las cosas tienen que cambiar" ha pedido.

  • Violencia de género. Foto: Pablo Blázquez, Save The Children

    Violencia de género. Foto: Pablo Blázquez, Save The Childre

    31:14 min
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En "Boulevard" de Radio Euskadi se han hecho eco del testimonio de una víctima de violencia de género, cuyo marido intentó matarla hace ya mucho años. Tras cumplir condena por intento de homicidio, hoy en día sigue amenazando a Amaia, nombre ficticio de la víctima, y ella vive las 24 horas del día con protección de la Ertzaintza.

Amaia ha explicado que le obligaron a casarse cuando se quedó embarazada y "desde que el niño nació todo han sido palizas y golpes". No solo a ella, las palizas también iban dirigidas al niño. Hoy tiene dos hijos, su agresor le hizo perder uno más a causa de los golpes, "lo perdí de una paliza. También he tenido los brazos quemados porque me echó una olla de agua hirviendo". Amaia vivía en "una jaula de oro" porque tras las palizas llegaban los regalos: "un reloj de oro, una chaqueta de 400 €", con los que el agresor intentaba resarcirse de su violencia.

Las palizas eran tan continuadas que se vio en la encrucijada: marcharse aunque fuera unos días. "Dormí en la calle y cogí bronquitis y tuve que ir a un hospital a que me pusieran oxigeno. Mi hijo me llamó pidiendo que volviera porque todos los días le daba una paliza" ha relatado Amaia. Hasta que un día su marido le apuñala y hace que Amaia pierda la movilidad de algunas partes de su cuerpo. Aunque al principio la jueza no iba a ir al hospital "porque decía que yo tenía 4 cortes, por la declaración que él había hecho", finalmente acudió y se hizo cargo de la situación, "desde ese día no tengo más que palabras de agradecimiento para ella".

A partir de ahí, él pasa a disposición judicial. Está 48 horas en los calabozos y declara en el juzgado de violencia sobre la mujer. Ha cumplido la condena casi íntegra. Pero hasta que tuvo lugar el juicio pasó dos años en preventiva. Y para Amaia comenzaba lo que ella misma llama el calvario judicial: "mis cicatrices se ven sin quitarme la ropa y he tenido que ir a un juzgado a justificar que me ha apuñalado, que mis lesiones no era provocadas por mi".

Al sexto año de cárcel el condenado obtiene el tercer grado. Un régimen de semilibertad en el que siguió asediando a Amaia y sus hijos. A ella, a la víctima, le ponen un escolta las 24 horas del día. A pesar de esto él se salta la orden de alejamiento una y otra vez. Aunque Amaia ha denunciado lo que está sufriendo y su expareja tiene una "ficha de muy peligroso" no ha pasado nada. Amaia ha finalizado diciendo que tienen que dar las gracias a que le apuñaló y casi le mata, ya que gracias a eso tiene la protección que tiene. "Judicialmente las cosas tienen que cambiar mucho" afirma Amaia.

Marta Dolado, abogada experta en violencia machista, asegura que "las víctimas siguen revictimizadas" ya que el derecho penal español "no está pensado para las víctimas sino para que el agresor cumpla su condena, se reinserte o no". Las víctimas de violencia machista sienten los juzgados como un lugar hostil donde han de revivir los abusos sufridos, y a pesar de eso, tienen que visitarlos innumerables veces para denunciar cada quebranto de la orden de alejamiento por ejemplo. "Las mujeres están más contentas con su estancia en las dependencias de la Ertzaintza o Policía, que en las dependencias judiciales. Los jueces tienen que darle una vuelta" ha pedido la abogada.

Por otra parte ha pedido las mujeres que denuncien cuando "tengan las cosas claras y los recursos para saber qué hacer después", necesitan un "plan de supervivencia, porque si no les dan la orden de protección, vuelven a casa con el agresor". Dolado ha citado que, por ejemplo, en el ayuntamiento de Bilbao "se hace un plan para cada mujer".

Cuestionada por qué tienen que ser las víctimas las que lleven escolta y no los agresores, ha respondido que es "porque lo dice la ley". Aunque tiene claro que "la medida más eficaz es el control del agresor".

Xabier Peña, subcomisario jefe del Centro de Investigación de la comisaria de la Ertzaintza de Donostia, miembro del equipo de procesos de violencia de género, psicólogo clínico y agente de igualdad, ha hecho incapié en el mensaje de: "hay que denunciar, tolerancia 0 frente al maltrato de violencia de género". Peña ha explicado que en la Ertzaintza hay un sistema de valoración de riesgos y "protegemos absolutamente a todas la víctimas". En los últimos 10 años, entre las víctimas que han denunciado "ninguna ha sido asesinada". Este sistema de valoración de riesgos es pionero en Europa y "es independiente de la resolución judicial. Si a la víctima le deniegan la orden de protección o le archivan su caso, la Ertzaintza va a seguir protegiéndola en base a esos niveles de riesgo". A día de hoy, en Euskadi hay 64 mujeres escoltadas, de las cuales 34 tienen protección las 24 horas del día.